Una situación que afecta la vida cotidiana de miles de personas en las regiones más golpeadas Emilia Escobar es una pequeña productora agrícola boliviana y en los últimos meses la situación de sequía que se vive en varias regiones de Bolivia, entre ellas, Santa Cruz de la Sierra, ha provocado que su sustento diario se viera amenazado, siendo uno de los departamentos con la mayor producción de alimentos del país.
“Hace cuatro meses que no ha llovido, es muy grave, me da pena, yo también estoy sufriendo”, expresa en un reportaje con CNN esta mujer anciana que ve como los fenómenos climáticos en su país afectan directamente su vida.
Durante una recorrida por su pequeño campo se puede apreciar la impotencia de esta mujer que hace notar a quienes la acompañan el estado del trigo, que está muy bajo, muy pequeño.
Pero el padecimiento de Emilia no es exclusivo. Junto a muchísimas familias que están viviendo situaciones similares. Por ejemplo, Gulberto Zurita, un trabajador de la zona que perdió prácticamente toda su producción de maíz.
Para Gulberto la situación es crítica y estima que para poder volver a sembrar se debería tener un ingreso extra, algo que no es posible para muchos productores.
Es que la sequía cuando afecta a Santa Cruz termina perjudicando a la producción de alimentos en Bolivia de manera genérica. Según datos recopilados por CNN, “este fenómeno climático dañó más de medio millón de hectáreas de cultivo de la cosecha de invierno y 100.000 hectáreas se perdieron totalmente”.
“Duele, a veces a uno se le terminan las ganas de vivir, a mí me dieron duro, pero bueno ahí estamos queriendo salir adelante pero ¿qué más se va hacer?”, expresó otro de los productores de la zona en el reportaje.
No obstante, la sequía no dejó secuelas solamente en el sector agrícola, sino que también lo hizo en el ganadero, donde aumentó la mortandad de animales. Y muchos de los que aún están en pie se ven escuálidos y sedientos, formando de esta manera el paisaje habitual de las regiones más azotadas.
“Los animales no tiene qué comer, están muy flacas, débiles, se caen y ya no pueden pararse … yo ha he perdido 50”, señaló uno de los ganaderos de la región.
Más de 174.000 familias divididas en diversos municipios de regiones como Oruro, La Paz, el Chaco y la Amazonia (Santa Cruz entre otras) están afectadas por la sequía.
De todos modos, hay esperanza con respecto a las lluvias de los últimos días que pueden empezar a aliviar un poco la situación.
“Las últimas lluvias están aminorando la problemática de la sequía y significa que estamos ingresando al periodo de normalidad de forma gradual, en especial, en el oriente, la parte amazónica, en el Chaco de Bolivia y así reduce el nivel de emergencia”, expresó el viceministro de Defensa Civil a La Razón de Bolivia, Oscar Cabrera.
Desde el gobierno boliviano se está llevando también un plan de acción para ayudar a las familias afectadas y también para poner en práctica a nivel productivo y forestal.
De momento, tanto pequeños como grandes productores tienen que convivir con una realidad que les golpea directamente, que afecta su vida diaria. Pero la esperanza es lo último que se pierde y los últimos pronósticos con respecto a las lluvias permiten ver luz al final del camino.