Joseph W. Tobin: el más sorprendenteDe los 17 nuevos cardenales nombrados por el Papa Francisco el pasado 9 de octubre, tres son estadounidenses. Algo que no había sucedido en este pontificado. Fueron elevados al cardenalato, el arzobispo de Chicago, Blase J. Cupich; el recientemente nombrado prefecto del Dicasterio de Laicos, Familia y Vida, Kevin J. Farrell y el arzobispo de Indianápolis, Joseph W. Tobin.
La gran sorpresa ha sido este último, pues Indianápolis nunca había sido sede cardenalicia. El mismo arzobispo Tobin, al conocer su nombramiento, escribió un tuit en el que exclamó: “Me he quedado sin palabras por la decisión del Santo Padre… Por favor, recen por mí”.
La historia de la Iglesia católica en Estados Unidos consigna diez sedes cardenalicias: Baltimore, Filadelfia, San Luis, Detroit, Los Ángeles, Boston, Nueva York, Chicago, Washington y Houston. Tras el consistorio del próximo 19 de noviembre en Roma, solamente las últimas cinco tendrán un cardenal. Y se agrega Indianápolis.
En el fondo, la elección del arzobispo Tobin obedece a la tendencia del Papa Francisco de nombrar cardenales no nada más en las “sedes tradicionales”, sino donde él cree que hace mayor falta. Lo mismo sucedió en México o en Venezuela.
Según el consejo editorial de la publicación estadounidense Our Sunday Visitor, monseñor Tobin es un “gigante gentil”, misionero dinámico que llama a la fe “la capacidad de ser sorprendido por Dios” y que ha tomado la estafeta del Papa por la prioridad que da a los pobres y a los marginados.
Internacionalización
La dinámica de los nombramiento de la era del Papa Francisco se enfoca mucho más en las periferias que tienen que ser iluminadas por el rostro de la misericordia de Dios que por su localización geográfica o por su costumbre de contar con un cardenal. “En el caso de Estados Unidos –dice el editorial de Our Sunday Visitor—Indianápolis tuvo prioridad sobre otras opciones más tradicionales como Baltimore, Filadelfia o Los Ángeles, e incluso sobre ciudades con un crecimiento acelerado como Atlanta o Miami”.
En este sentido, el Papa Francisco ha dado continuidad a lo que los expertos definen como “la internacionalización del colegio cardenalicio”, un proyecto iniciado por San Juan Pablo II y seguido por Benedicto XVI. ¿Qué significa esto? Que el colegio cardenalicio también ha salido a las periferias para incorporar cardenales de lugares como Tonga, Burkina Faso o Papúa (Nueva Guinea).
“Con estos nombramientos, el Papa Francisco trae todas las voces al centro del liderazgo de la Iglesia católica y, también, incrementa las posibilidades de que su sucesor provenga de las periferias”, comentan los consejeros editoriales de la plataforma digital de Our Sunday Visitor.
El 10 de octubre pasado, en conferencia de prensa celebrada en el Centro Católico Arquidiocesano de Indianápolis, el recién designado cardenal Tobin narró la reacción que tuvo su madre –de 93 años de edad—al saber la noticia de su nueva responsabilidad: “Yo solo rezo por ti para que seas un buen sacerdote. A lo que monseñor Tobin respondió: “Sigue rezando, porque yo quiero ser un buen sacerdote”.
En la actualidad hay 228 cardenales alrededor del mundo, de los cuales 120 serán electores a partir del próximo 19 de noviembre