El patrimonio cultural como puente entre pueblos e instrumento para llegar a la paz. Es este el sentido de la restauración de la Basílica de la Natividad de Belén, uno de los mayores lugares sacros para la cristiandad, pero que se encuentra en una región azotada por el conflicto entre Israel y los palestinos, y a veces entre las diferentes confesiones cristianas. La restauración, que duró más de tres años, fue obra de 170 expertos italianos, que trabajaron para la empresa Piacenti Spa de Prato, y permitió el descubrimiento, entre otras cosas, de diferentes mosaicos del periodo bizantino. Un éxito de la excelencia italiana que fue celebrado con la proyección del documental «Restaurar el cielo», proyectado en el American Colony Hotel de Jerusalén Este, lugar histórico de encuentros entre políticos y diplomáticos.
Discusiones entre cristianos
El evento fue organizado por el Consulado general de Italia en Jerusalén. Participaron, juntas, las cúpulas de las Iglesias cristianas, empezando por el recién nombrado Administrados Apostólico, Pierbattista Pizzaballa. Una situación que no hay que dar por descontado en Jerusalén. La Natividad es el lugar de culto para los latinos (católicos), pero también para los armenios, para los griegos y demás confesiones cristianas. A menudo han existido discusiones sobre la jurisdicción, la gestión y la manutención de la Basílica. En primera fila, durante la proyección del documental, estaban también los representantes de la Autoridad Palestina, que logró que se pudieran de acuerdo las diferentes iglesias. La restauración, que no se llevaba a cabo desde hace siglos, era urgente, pues había peligros estructurales para el edificio.
Protector de los lugares santos
En particular, la participación de Italia en este proyecto se debe al papel de «protector de los lugares santos cristianos» reconocido, desde hace más de 150 años, al Cónsul General de Italia y de otros tres Consulados latinos presentes en Jerusalén (Francis, España y Bélgica). Una función heredada desde el tratado de paz con el que concluyó la guerra de Crimea, en 1853. El entonces reino sabaudo era aliado de Francia contra Rusia, y uno de los objetivos de la guerra era la competencia por la protección de los cristianos en la Tierra Santa que había entre católicos y ortodoxos.
Cascos azules de la cultura
La restauración de la Basílica de la Natividad comenzó en 2013 y una parte del financiamiento corrió a cargo del gobierno italiano. Esta medida forma parte de una más amplia protección de la cultura en el Medio Oriente, así como la institución de los Cascos azules de la cultura, promovida por Italia en la UNESCO.
Más allá de los muros
El Consul, Fabio Sokolowicz (una especie de embajador «de facto» en Palestina), subrayó el compromiso a largo plazo que ha caracterizado a Italia en el ámbito de la protección del patrimonio cultural en la Tierra Santa, en particular en Cisjordania: iglesias, sitios musulmanes y también una antigua sinagoga en Jericó han sido restaurados gracias al aporte de Italia, y todos forman parte «integral del patrimonio cultural palestino, que debe ser tuteado con todos los medios posibles». El documental fue proyectado un día después en la ciudad de Tel Aviv, para el publico israelí que no puede entrar a Belén.