Nota aclaratoria a una entrevista con el dr. Hosfmann OspinoDebido a la ebullición que ha colocado a los Estados Unidos la carrera presidencial y para evitar cualquier tipo de malentendido en la transcripción de la entrevista (evidentemente coloquial) sostenida por Aleteia con el doctor Hosfmann Ospino, éste último ha querido precisar dos de las respuestas de la segunda parte de la entrevista, publicada el pasado domingo 9 de octubre.
- Sobre el tema de fondo de las elecciones en Estados Unidos y sobre el voto hispano, el doctor Ospino apunta:
Yo creo que lo más importante, y lo que nos señala el tema de fondo de estas elecciones es que necesitamos con urgencia católicos educados profundamente a nivel de nuestra propia fe y de las realidades sociopolíticas de nuestro tiempo. En particular esto aplica a los latinos, que poco a poco nos convertimos en la mayoría de los católicos estadounidenses.
Cuando se habla de decisiones por parte del electorado latino, se espera una perspectiva cuasi-sentimental: el latino votará por cualquier candidato que prometa no deportar a una abuelita o a cualquier otro familiar. O… El latino por ser generalmente pro-vida y pro-familia nunca consideraría a un candidato cuyas posiciones le hagan sentir mal con relación a estos principios (lo cual excluiría a esta población casi por completo del proceso democrático hasta que algún día llegue un candidato que satisfaga al 100% dicha expectativa ideal).
Ambas perspectivas son primarias y reducen el voto latino católico a un nivel cuasi-sentimental, como lo he indicado. El catolicismo latino-estadounidense es y debe ser mucho más profundo en cuanto a estas realidades.
- Sobre el tema de si saldrá el catolicismo en su conjunto robustecido tras estas elecciones, el Doctor Ospino precisa:
Yo creo que vamos a ser testigos de un desfase que ya se ve venir entre las comunidades católicas de euroamericanos y aquellas que sirven primordialmente a latinos; jerarquía y pueblo… Nos vamos a encontrar –creo yo—bastantes divididos. Yo espero que la Iglesia católica como pueblo salga fortalecida, pero va a ser bien difícil que esto suceda, pues el espíritu de polarización de la sociedad estadounidense se ha ido encarnando en nuestras familias y comunidades por décadas.
Éste es un momento para ser contracultural, pero para ello se necesitan modelos de conversación y colaboración inspirados en lo mejor de nuestra fe y nuestra tradición.