La clave: intentar rebajar la tensión con comunicación transparente, comprensión, paciencia y esfuerzo
Hoy hace tres meses que falleció mi madre. Ella ya está en el cielo, con mi padre. Y yo estoy en esta tierra, debatiéndome con mis límites, preocupada por qué comeré, cómo cumpliré con las citas de mi agenda y… cómo repartiremos la herencia con mis hermanos.
El pasado fin de semana, una persona importante para mí me preguntó, al saludarme, cómo llevaba el duelo. Me dejó descolocada. La muerte sigue siendo un tabú, nadie comenta. En algunos momentos incluso yo misma prescindo de lo que ha pasado, hasta que mi subconsciente me lo recuerda con algún sueño… Sí, la primera dificultad al repartir la herencia es la tormenta emocional que estamos viviendo cada uno de los hermanos, al menos en nuestro caso.
Las leyes suelen dejar unos meses de margen para arreglar los papeles, aunque no hay que confiarse, porque no liquidar los impuestos a tiempo te puede costar caro. Pero mejor dejar pasar un tiempo para abordar la repartición cuando no estemos tan sensibles asimilando la muerte de esa persona tan querida.
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