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Westworld: un ‘far west’ temático sobre el ocaso de lo humano

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Josep Maria Sucarrats - publicado el 10/10/16
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Drama reflexivo de HBO acerca de una sociedad líquida y violenta que percibe la vida como un juegoLector, ¿cuáles son sus deseos? ¿Y sus caprichos? ¿Coinciden los unos y los otros ni que sea en parte? Asómese a su interior. «Miro dentro de mí, y veo que mi corazón es negro». Paint It Black. Es la voz de Jagger en una de las bandas sonoras que utiliza Westworld, la novedad de HBO. Y quizá sea su voz, lector, la suya o la mía, o la de todo un mundo líquido, la de un Occidente lejano a sus orígenes. Estamos en el Far West. Esto pinta negro.

Recién estrenada, la serie es capaz de plantear una reflexión sobre nuestro presente a unos niveles de complejidad inusuales. Su creador, Jonathan Nolan (El caballero oscuro, Interstellar, Person of Interest), describe el producto como «el siguiente capítulo de la historia humana, en el que dejamos de ser protagonistas». Auntenticidad; se trata de recuperar lo humano, de hacer pensar al espectador en el valor real de su vida. Si en Interstellar Nolan apostaba por lo positivo del hombre, en esta entrega se centra en su lado oscuro. Estamos en un mundo atroz y amoral sometido a la tecnología. De la mano de uno de los Nolan, la cosa promete.

La ficción es una adaptación de la obra homónima de Michael Crichton (Parque Jurásico), estrenada en 1973, y que tiene a J.J. Abrams (Star Wars: El despertar de la fuerza) en el papel de productor. HBO apuesta duro. Venimos de Juego de tronos, que arrasó con todos los premios posibles, y dejó el listón altísimo. Ha habido demasiados fracasos en la cadena de pago. ¿Solución? Una producción de lujo, un Anthony Hopkins por semana, y toda una plana mayor en reparto: Ed Harris, Evan Rachel Wood (True Blood), Sidse Babett Knudsen (Borgen), Jeffrey Wright, Luke Hemsworth, etc. ¡Cómo para no verlo!

Esta es una serie de género que supera el género. Es más, es un amasijo de géneros, un thriller distópico de ciencia-ficción sobre un futuro que es en el fondo nuestro presente líquido. Oscuridad y más oscuridad; consumismo y falta de gobierno; violencia y más violencia, física, sexual; siempre explícita. Juego de tronos queda atrás…

Estamos en el futuro. El Doctor Ford ha creado un parque de atracciones inspirado en el western. Sus clientes pagan para llevar a cabo sus deseos más oscuros en los escenarios hiperrealistas creados ad hoc. Disparar, matar, degollar, violar, fornicar… son prácticas macabras en esa conquista del Oeste en formato pocket. Todo ha sido construido para satisfacer los caprichos de los clientes, invitados a una falsa realidad sin peligro real. ¿El truco? Solo los trabajadores del parque pueden sufrir el mal y están programados para complacer los pecados de los huéspedes. Cada día son reseteados para no procesar cambios. Pero el mito de Frankenstein revive: los ciborgs empiezan a rebelarse contra su creador y los huéspedes corren peligro. Los robots perciben la realidad, desean de verdad, se preguntan por su origen y su creador (al más puro estilo replicante), y lloran por su vida captiva en esa prisión de pecado. Algo ha fallado. La venganza asoma.

La serie es más que ciencia-ficción. Es metaficción en una historia filosófica que supera el thriller. Hay influencias de los relatos de Saunders, de los sueños de Calderón, de la imagen del hombre máquina y del homo ludens, de I, robot, de Inteligencia artificial y Minority report, de Blade Runner y El Show de Truman, de Lost, etc. etc. Hay discusión entre el creador y lo creado; reflexión sobre la libertad, sobre el bien y el mal; en el fondo, sobre lo que es el hombre. Ya no se fabrican hombres como los de antes. Westworld es toda una odisea que reflexiona sobre un mundo de mal a partir de la metáfora de un parque temático.

HBO lo pone todo en el asador. Y mejor será que le salga bien, porque la pieza es hipnótica y bien se lo merece. Si su país no tiene plataforma para verla, tome un avión y viaje a algún país que sí la tenga. Hay que escuchar a Nolan.

Westworld es calidad: entretiene y hace pensar. Y de ahí que la serie tiene las de fracasar. HBO está de los nervios, y cancela cualquier producto que no responda a sus exigencias o a las cuotas de pantalla. Pues vamos bien… Sobre todo, si tenemos en cuenta que el primer capítulo tuvo poco más de 3 millones de espectadores, donde querían 8; y si tenemos en cuenta que el segundo capítulo se tuvo que adelantar ya por coincidir con otro espectáculo de ciencia ficción: el debate entre Hillary y Trump.

Viajen antes de que sea cancelada. Viajen y piensen. Y de paso asómense a su interior y miren su deseo más esencial. Lo sé, y Jagger lo sabe: «No es fácil afrontar los hechos, cuando todo tu mundo es negro».

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