Riggs y Murthaugh llegan a la pequeña pantallaVaya por delante que me revienta admitirlo, Arma Letal, la serie de televisión, es divertida. Cuesta cambiar los rostros y olvidarse de los ticks de Mel Gibson y Danny Glover pero hay que admitir que Clayne Crawford y Damon Wayans encajan en sus roles de policías de Los Angeles digamos, singulares.
Puede que parte de la razón por la que Arma Letal, serie de televisión, funcione sea que detrás del guión está uno de los artífices de la cinta original, el guionista y director Shane Black. La serie, como la saga original, parte del típico relato detectivesco. Como en el film de Richard Donner, Riggs y Murthaugh son dos policías que se llevan bien a regañadientes pero que ponen en común sus virtudes deductivas por una simple cuestión de cumplimiento del deber.
Esto es interesante y es algo que comparten tanto la serie de televisión como la película original y es que Riggs y Murthaugh son dos tipos que no pegan ni con cola. Seguramente en un ágape jamás habrían cruzado dos palabras. Como decía Riggs en Arma Letal 2, “tú eres negro y yo estoy loco”. No había posibilidad de conexión alguna.
Sin embargo, lo que une a estos dos policías de Los Angeles es su absoluta entrega al cumplimiento del deber. De hecho, Riggs y Murthaugh se convirtieron en dos personajes entrañables porque a pesar de todo se hicieron amigos hasta un punto inaudito. Aquí o salimos vivos los dos o morimos en el intento. Eso son Riggs y Murthaugh, dos amigos que ponen su amistad por encima de todo incluso, por encima del deber. En realidad se trata de anteponer la moral a las convenciones sociales.
La serie de televisión, al menos en sus primeros capítulos parece apuntar derroteros muy similares. Murthaugh es lo opuesto a Riggs porque éste es uns triste alma en pena que perdió a su mujer y a su inminente hijo en un accidente de tráfico y parece que solo busca a alguien que lo quiera o en caso contrario, que lo mate.
No obstante, Arma Letal, serie de televisión, tiene un incómodo inconveniente y es la fullera y desfasada puesta en escena que impuso el director de su episodio piloto, McG, acronimo del irresponsable de títulos como Los Angeles de Charlie. Esos colores impostados y esas fugas de luz pasaron de moda en los 90. Puede que a Ridley Scott le sigan funcionando pero no nos engañemos hacer lo que hace Scott como lo hace Scott, no lo consigue cualquiera.
Conclusión, Arma Letal, no aporta nada en absoluto. Si uno nunca ve esta serie, al menos de momento, nunca echará en falta haberla visto. En cambio, puede que verla haga pasar un rato moderadamente entretenido pero siempre planeara la duda de, seguro que no tenía yo nada mejor que hacer que ver la serie de Arma Letal?