No a fosilizarnos en lo que no funciona a nuestro alrededorPapa Francisco comenzó su segunda jornada en Georgia con la Santa Misa en el Estadio Meskhi de la capital de esta nación. En su homilía, en la que partió de la experiencia de santa Teresa del Niño Jesús, cuya memoria celebramos hoy, el Papa ofreció lo que podría denominarse como “Bienaventuranzas de la Iglesia”:
1. Dichosa las comunidades cristianas que viven esta genuina sencillez evangélica. Pobres de recursos, pero ricas de Dios.
2. Dichosos los pastores que no se apuntan a la lógica del éxito mundano, sino que siguen la ley del amor: la acogida, la escucha y el servicio.
3. Dichosa la Iglesia que no cede a los criterios del funcionalismo y de la eficiencia organizativa y no presta atención a su imagen.
Papa Francisco mostró lo que ocurre cuando la puerta del corazón se cierra: “su luz no llega y se queda a oscuras”. “Entonces nos acostumbramos al pesimismo, a lo que no funciona bien, a las realidades que nunca cambiarán. Y terminamos por encerrarnos dentro de nosotros mismos en la tristeza, en los sótanos de la angustia, solos”, y añadió: Si, por el contrario, abrimos de par en par las puertas del consuelo, entrará la luz del Señor”.
“No a fosilizarnos en lo que no funciona a nuestro alrededor o a entristecernos cuando vemos algún desacuerdo entre nosotros”, expresó el Papa en su homilía: “No está bien que nos acostumbremos a un ‘microclima’ eclesial cerrado, es bueno que compartamos horizontes de esperanza amplios y abiertos de esperanza, viviendo el entusiasmo humilde de abrir las puertas y salir de nosotros mismos”.