Si fuera un combate de boxeo a diez rounds, podría decirse que el candidato republicano Donald Trump ganó los tres primeros mientras que la candidata demócrata, Hillary Clinton, se adjudicó los seis siguientes, en una victoria que podría hacer que muchos indecisos cambiaran su voto.
Se había anunciado como “el combate del siglo” y quedó en un intercambio de golpes -ninguno bajo ni prohibido- en el que los candidatos midieron sus fuerzas y afinaron su capacidad para sacar adelante sus campañas hacia la Casa Blanca.
La audiencia mundial fue mayúscula. Como de una final de la copa del mundo de fútbol. Nada más en Estados Unidos fue visto por 100 millones de personas.
Según la encuesta realizada por la cadena CNN entre 5.000 votantes inscritos en el padrón y que vieron el debate de ayer por la noche realizado en la universidad de Hofstra, en Nueva York, el 62 por ciento dieron por ganadora a Hillary Clinton, mientras el 27 por ciento se inclinaron por Donald Trump.
En los primeros minutos, Trump, que evidentemente no preparó el debate, hizo trastabillar a Clinton con el tema de los acuerdos comerciales firmados por Estados Unidos, a los que calificó –como todo lo que han hecho los demócratas— como un desastre. Especialmente el acuerdo de libre comercio con Canadá y con México y el acuerdo transpacífico.
Trump defendió el que las inversiones estadounidenses vuelvan a Estados Unidos y que los acuerdos sirvan para generar empleos, no para llevarlos a otros países.
Pero, de ahí en adelante, se mostró irreverente con la primera mujer en la historia del país que contiende por la presidencia, con el conductor del debate y con los temas y los tiempos que se le planteaban.
Interrumpió en 26 ocasiones a Hillary Clinton y tomó 28 minutos de más –por las interrupciones—, haciendo ver a su contrincante con mucha más fuerza y mostrando un temperamento explosivo e impaciente.
De hecho, en las encuestas de CNN, solamente el 42 por ciento cree que Trump está capacitado para tomar la presidencia de Estados Unidos, mientras que el 68 por ciento piensa que Clinton sí está en condiciones de tomar la responsabilidad.
En términos generales, Trump atacó a la ex primera dama, pero con ataques poco sustentados.
Más aún, en la parte central del debate, cuando se tocó el tema de por qué Trump no mostraba su declaración de impuestos, éste dijo que, contra la opinión de sus abogados, él lo haría si Hillary Clinton mostraba a todo el país los correos electrónicos que mandó desde su ordenador personal cuando era secretaria de Estado.
Clinton le contestó diciendo que “algo escondía” y a pregunta expresa del moderador sobre si se arrepentía de haber mandado esos correos electrónicos, Hillary contestó que sí, que había cometido “un error” y que no lo volvería a hacer de la misma forma.
Se habló de empleos, de acuerdos comerciales, de racismo y de desarrollo. La apuesta de Trump fue multiplicar las expresas exitosas –como la suya— para que den empleos en Estados Unidos, mientras que la de Clinton será “fortalecer a la clase media”.
Con respecto a la violencia en las calles, al racismo, a la seguridad en las fronteras, la OTAN y a otros temas importantes en la vida de Estados Unidos, poco se habló en un debate que espera mejores argumentos y mayores cuotas de interés para el futuro de la nación más poderosa de América, y del mundo.
Restan 42 días de campaña y otros dos debates.
Hoy celebramos a...