La ex conejita de Playboy declara: “Una experiencia sexual sana y placentera requiere intimidad y respeto. Y la dependencia a la pornografía destruye ambas cosas”Pamela Anderson, la ex estrella de Baywatch (Guardianes de la Bahía) y conejita de Playboy, ha tomado una posición clara sobre los peligros de la pornografía.
El Wall Street Journal publicó una carta abierta, escrita junto al rabino Shmuley Boteach, en que Pamela afirma que el porno tiene “un efecto corrosivo sobre el alma del hombre y sobre su capacidad de ser un buen marido, y por lo tanto, un buen padre. Es un peligro público de una gravedad sin precedentes, dado que hoy quien quiera puede acceder a la pornografía de manera gratuita, fácil y anónima”.
O como dice Anderson sin medias tintas, “el porno es para perdedores”.
Pamela Anderson también lanzó un comunicado de prensa en mérito al artículo.
“Cuando hablo de los efectos dañinos del fácil acceso a la pornografía, lo hago por experiencia y con autoridad. Estoy feliz de unir mis fuerzas a las del rabino Shmuley para sensibilizar a la opinión pública sobre las vidas inocentes que el porno ha destruido, sobre las relaciones que ha debilitado. Es necesario hace algo inmediatamente”, afirma.
“Una experiencia sexual sana y placentera requiere intimidad y respeto. Y la dependencia a la pornografía destruye ambas cosas”, asegura.
“Estoy trabajando para discutir este tema fundamental, y para proteger a las personas vulnerables que se han vuelto esclavas de la industria del sexo y de las relaciones en donde hay violencia”.
Un cambio sorprendente, el de Pamela Anderson, una mujer que aparecía en las portadas de Playboy más que ninguna otra modelo, y cuya carrera en el mundo de la pornografía duró 22 años.
Su toma de posición contra la industria que la volvió famosa es el resultado de una dura vida, y es la respuesta a los recuerdos de la explotación sexual que siguen atormentándola.
Según una entrevista reciente al New York Times, Anderson fue “abusada por una babysitter de los 6 a los 10 años, violada por un hombre de 20 años y pico cuando ella tenía 12 y nuevamente violada a los 14 años por su novio y sus 6 amigos”.
En 2014 dio vida a la Pamela Anderson Foundation, que lucha por los derechos animales y humanos y está activa en causas como Denuncia del tráfico de seres humanos o en la institución de un “Teléfono rosa contra la violencia doméstica”.
El artículo fue publicado en un momento en que los medios principales comenzaron a hablar de los peligros de la pornografía.
A principios de este año, el gobernador del estado de Utah, Gary R. Herbert, firmó una resolución que declaró la pornografía “un problema de salud pública que puede llevar a una amplia gama de cuestiones sanitarias y sociales”.
El famoso actor Terry Crews confesó su dependencia a la pornografía y hace algunas semanas Elizabeth Smart se unió a la campaña, confesando que durante su secuestro “la pornografía volvió aún peor el infierno que estaba viviendo”.
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El partido republicano también declara que “la pornografía, con sus efectos devastadores, sobre todo en los niños, ha degenerado en una verdadera crisis de salud pública. Está destruyendo la vida de millones de personas”.
Además, Anderson y Boteach han citado el reciente escándalo en el que está involucrado el ex parlamentario Anthony Weiner: “Si alguien tiene aún dudas sobre la devastación que provoca la pornografía en las personas más cercanas a quien es dependiente, basta ver el matrimonio destrozado entre Weiner y Huma Abedin. Una separación que ella ha llevado adelante… en total shock, después que el ex parlamentario mandara una foto obscena de su hijo de cuatro años a un desconocido”.
Los dos están buscando llevar adelante una “revolución sensual”, en donde el sexo esté acompañado de una relación de amor, y no sea más un espectáculo para ver.
El desafío está dirigido sobre todo a los hombres: “Esfuércense: no se dejen arrastrar por la pornografía”.
Y los dos escriben que “se necesita entender y hacer entender a nuestros hijos que el porno es para perdedores. Es aburrido, es un desperdicio de energía y no lleva a nada”.