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8 anticuadas formas en el mundo de salir con alguien

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Christine Stoddard - Aleteia For Her - publicado el 26/09/16
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Mira estos rituales románticos que nos hacen – quizás – anhelar tiempos menos complicados Aunque soy una millenial, me casé con el primer chico que besé. En la universidad, nunca participé en la cultura de los ligues fáciles ni probé a encontrar citas online. Cuando nos conocimos en el instituto el que ahora es mi marido y yo, él solía escribirme cartas y, sí, a veces incluso me acompañaba a clase llevándome mis libros. Estaba contenta por poder conocer su mente y su alma poco a poco, compartiendo helados y paseando juntos.

Ahora, veo a mis amigas encontrarse con un fiasco tras otro en las aplicaciones de citas y aguantar citas incómodas con demasiada presión sexual. (Seré sincera: abrirte a alguien que has conocido en internet después de que lo más probable es ya te haya cotilleado todas tus cuentas en las redes sociales parece algo verdaderamente intimidante). Cada vez que nos reunimos las amigas y hablamos de citas, terminamos con el misma tema: ¿qué ha sido de los gestos románticos decentes de antaño?

Aunque todavía existen lugares más conservadores, pequeños y remotos donde se practica el cortejo tradicional, lo cierto es que la occidentalización ha llegado a convertir las apps para ligar y los encuentros sexuales rápidos en la costumbre social. Aun así, las mujeres nostálgicas podremos seguir soñando con el romance, ¿no?

Aquí tenéis 8 gestos románticos que nos hacen anhelar los días de antes, cuando no se buscaba pareja como en un catálogo, pasando de un perfil a otro y clicando en las características:

Gales: un spooning diferente

Las cucharas de amor se regalaban como signo de afecto en Gales. Latitudestock | Getty Images

En la Gales del siglo XVI, los hombres solían pasar horas fabricando elaboradas cucharas de madera para luego regalarlas a la mujer destinataria de sus afectos. Este intercambio de cucharas de madera con intrincados patrones tallados a mano no era una señal de un simple “capricho” hacia una dama, sino que mostraba intenciones románticas serias. Si la mujer aceptaba la cuchara, se daba por iniciado oficialmente el cortejo.

Aunque esta extravagante tradición ya no se practica formalmente en la seducción galesa, las “cucharas de amor” todavía son los regalos preferidos para esposas y parejas en ocasiones románticas especiales.

Para haceros una idea de cómo son las cucharas de amor modernas, podéis hacer una visita virtual por la Lovespoon Gallery de Mumbles. (Incluso las más nuevas siguen teniendo un aire pintoresco). Si alguna vez vais por el Museo Nacional de Gales en Cardiff, allí podréis ver la cuchara de amor más antigua en exposición, ¡de 1667!

Corea: día de san Valentín todos los meses

Insung Jeon | Getty Images

Imagina que hubiera día de san Valentín no una vez al año, sino una vez al mes como parte del ritual de “días de amor”. En Corea, el día de san Valentín es el 14 de cada mes. Además, hay otras fechas mensuales para los abrazos, el perdón de un ser querido y otras más.

Sin embargo, no hay dos meses exactamente iguales, lo cual anima a las parejas a ser creativas. El 14 de marzo, los hombres regalan dulces a las mujeres (y Chupa Chups parece ser el caramelo más popular para esta celebración), pero el 14 de febrero es habitual que las mujeres regalen chocolate a los hombres. Tienen hasta un Día de foto, Día de vino, Día de abrazo y otros muchos días temáticos. ¡Qué lindo!

Fiyi: de premio, diente de ballena

Diente de ballena y otros utensilios fiyianos. Larry Dale Gordon | Getty Images

Antes de pedir la mano de una mujer en matrimonio, la tradición de Fiyi dicta que los hombres regalen a su potencial suegro un diente de ballena. Pero no puede ser cualquier diente de ballena, qué va, eso sería demasiado fácil. Los potenciales novios tienen que conseguir un tabua, o sea, un diente de un cachalote. De repente, parece que comprar un anillo en Tiffany’s resulta muy fácil en comparación, ¿no?

Como era de esperar, el tabua tiene un gran valor en la cultura tradicional fiyiana. Solía simbolizar una prueba del matrimonio, o incluso un pago por la esposa (esta segunda parte no nos entusiasma tanto).

China: tornos de hilar, capas rojas y chaperones

Detalle de dos manos tocando el guzheng, un instrumento de cuerda tradicional chino. Billy Hustace | Getty Images

El país más poblado del mundo es famoso por albergar muy variados rituales de cortejo. El pueblo dai, una minoría étnica que vive al suroeste de China, practica un ritual de origen antiguo conocido como “la visita (o la búsqueda) de las chicas”.

Aunque el proceso ha ido simplificándose con el paso de los años, al principio, esta tradición anual se celebraba en el centro del pueblo durante la época de la cosecha. Las mujeres dispuestas hacían rodar sus tornos de hilar en torno a una hoguera. Los hombres, con vestiduras rojas, tocaban instrumentos musicales y se acercaban a las mujeres mientras buscaban a la idónea a quien dedicar su música.

Cuando a la mujer le agradaba su pretendiente, sacaba un taburete de debajo de su falda y le pedía que se sentara junto a ella. Entonces el hombre cubría a la mujer con su tela roja y empezaban una conversación privada (romántica). Menuda forma de susurrar lisonjas al oído de tu pretendiente.

Shannon Fagan | Getty Images

Las parejas de la cultura popular china también respetan todavía algunas tradiciones y normas encantadoras. La gente puede salir como pareja una vez se hayan establecido, pero en general empiezan a salir en citas preparadas por los padres o abuelos, a menudo acompañados por un grupo de amigos. No se permiten muestras de afecto en público, lo cual ayuda a las dos partes a prevenir el bochorno en caso de que una persona no esté interesada en la otra.

Más tarde, hombre y mujer podrán intercambiar información de contacto y proceder a otra salida en grupo, pero, si salen a solas, el énfasis de estas citas está sin duda en el matrimonio, y no en jugar con los sentimientos del otro.

Alemania: juntos hacia la batalla

Pim Pic | Shutterstock

¿Acompañarías a tu amado a la guerra? El amor de las mujeres de la tribu germánica de los teutones las llevaba a viajar con sus prometidos allá donde las peleas les llevaran, pero no penséis que eran chicas locas de amor sin nada mejor que hacer. Desempeñaban importantes labores como enfermeras, cocineras e incluso como animadoras en la batalla. Algunas de estas mujeres llegaban incluso a tomar las armas y a lanzarse a la batalla como acto de devoción hacia sus futuros maridos.

No podemos imaginar a estas mujeres como esposas sumisas. De hecho, se las veneraba como a profetas. “Los hombres percibían que las mujeres poseían algo divino en su carácter que les permitía comunicarse más fácilmente con los dioses y de ahí el gran respeto que sentían hacia ellas, debido a sus poderes proféticos”, escribe Ruth Elizabeth Hodsdon, autora del libro The Position of Women in Germany, Especially Since 1800 [La posición de las mujeres en Alemania, en especial desde 1800].

Austria: rodajas de manzana bajo las axilas

Boris Jovanovic | Stocksy United

Los peluches y las sortijas empezarán a parecer menos caprichosos después de leer esta tradición. Hace unos 200 años, en la Austria rural estaba de moda que las mujeres pusieran rodajas de manzana bajo sus axilas mientras bailaban. Cuando la noche tocaba a su fin, cada mujer presentaría su respectiva porción de manzana al hombre que fuera de su agrado. Si el hombre la correspondía, entonces comería la manzana como signo del comienzo del cortejo.

Raro, es verdad, pero se llevan puntos por creatividad. Además, el método es infalible, no había forma de que una mujer malinterpretara los intereses del hombre en esta situación. Si se comía la manzana, ¡es que le gustabas de verdad!

Escandinavia: vaina de cuchillo vacía

Cuchillo tradicional finlandés conocido como puukko. Mikko Karjalainen | Alamy

En la Escandinavia anterior al siglo XX, el cuchillo tenía un inmenso significado romántico. Una vez se consideraba que una chica era lo bastante mayor como para casarse, empezaría a llevar consigo una vaina de cuchillo vacía colgada de su cinturón. Si un hombre estaba interesado en desposar a la chica, entonces fabricaba o compraba un cuchillo que se ajustara a la vaina de ella.

El poder de aceptar o de devolver el cuchillo estaba en manos de la mujer. Si lo devolvía, es que no deseaba casarse con el hombre. Si lo conservaba, acababa de aceptar una proposición de matrimonio. (En serio, ¿por qué molestarse en esconder las emociones?).

Inglaterra: lenguaje de abanicos

Marco Lamberto | Getty Images

En la Inglaterra victoriana, las mujeres flirteaban sirviéndose de abanicos. Incluso el más sutil de los movimientos —un giro rápido de la muñeca, descansar el abanico sobre la mejilla izquierda o la derecha— podía comunicar una gran gama de intereses y atenciones románticos. Este método de lenguaje de abanicos permitía a las mujeres “decir” aquello que se consideraría impropio de ellas pronunciar en voz alta. Una garantía perfecta para esas veces que no se sabe qué decir frente a un pretendiente, ¡menudo ingenio!

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