No solo son productos para la venta, también representan una segunda oportunidad de vida“Excelente, me llama la atención varias cosas que están en exposición, por ejemplo, a mí me gustaron mucho las mesas, son más económicas que afuera. Yo resalto el trabajo de Régimen Penitenciario y de los internos que aprendieron un oficio que les permitirá reinsertarse a la sociedad”, expresó Víctor Fernández a Los Tiempos de Bolivia, un visitante de la segunda edición de la Expo Reincorpora.
La particularidad de esta muestra tiene que ver con los protagonistas, pues se trata de personas que están privadas de libertad.
Son más de 1.000 reclusos de unos seis penales de la localidad boliviana de Cochabamba quienes recibieron la posibilidad de mostrarle al mundo lo que pueden hacer, los oficios que aprendieron estando en la cárcel y que para ellos también puede haber un mañana, o sea, rehabilitación y oportunidades laborales.
Por ejemplo, Pascual, que está finalizando su condena por un delito de abuso sexual. Estando encerrado aprendió el oficio de cerrajero. Construyó, entre otras cosas, parrilleros, hornos y una estructura para hacer pollo al spiedo. Para él la exposición de su trabajo es una manera de vender sus productos y generar futuros clientes.
Son los propios reclusos quienes negocian con los visitantes este tipo de cosas.
Pero durante la muestra se pudieron encontrar otras cosas como trabajos en cuero, madera, costura, gastronomía, etcétera.
Josefina está presa por narcotráfico, pero también muy cerca de cumplir la sentencia. En la cárcel aprendió a tejer. Está contenta de poder mostrar al público diferentes prendas que pudo desarrollar como blusas, gorros, sombreros, etcétera. Gracias a este oficio que logró consolidar tras las rejas se le abre una posibilidad para mantener a sus ocho hijos. Cuando salga de la cárcel tiene previsto dedicarse de lleno a esta tarea.
Por otro lado, el público que recorrió la exposición también sintió cierta empatía con los protagonistas y de alguna manera destacó la labor y la fortaleza de seguir adelante en la vida.
“Es una manera de darles esperanza a los internos, para que además dejen el pasado atrás y les permita ver que tienen un futuro”, aseguró Rosa Cruz, otra de las visitantes.
Una tercera edición
La segunda edición de esta exposición fue todo un éxito y se prevé que para 2017 se realice la tercera. El público compró productos, fue solidario y tuvo la posibilidad de conocer otra faceta de personas que están pagando sus errores. Para ellos este evento representa verdaderamente una segunda oportunidad de vida y es mucho más que una sola exposición casual de productos.