Al menos dos mil migrantes haitianos han llegado a TijuanaComo ya había informado Aleteia, la crisis de refugiados haitianos haciendo “cola” para obtener una entrada humanitaria en Estados Unidos, a través de las garitas de Tijuana, estaba a punto de colapsar la población fronteriza mexicana.
Y colapsó, pues el día de ayer terminó la fecha dada por autoridades de Migración del vecino país del norte para dar entre 80 y 100 fichas diarias y con ellas, sostener entrevistas con los haitianos para ver si se les otorgaba asilo (no como perseguidos políticos, sino por cuestiones de asilo humanitario).
Al menos así lo han dicho las autoridades municipales de migración de esta enorme ciudad que es “La esquina noroeste de Latinoamérica” –como la bautizó el escritor tijuanense Luis Humberto Crosthwaite en Instrucciones para cruzar la frontera—y que alberga a miles de personas tratando de internarse a territorio estadounidense, ya por la garita de San Ysidro, ya por la de Otay.
Desde hace cinco meses, concretamente desde el 22 de abril de 2016, al menos dos mil (algunos dan el número de 2,700) migrantes haitianos han llegado a Tijuana, procedentes de Brasil, Ecuador y Venezuela. Huyeron de Haití por el terremoto de enero de 2010. Pero ahora van a Estados Unidos, por la crisis económica que azota la región sur del Continente.
Ya no son más congoleños
En principio se hicieron pasar por africanos, básicamente de la República Democrática del Congo (el viaje hasta Tijuana les costaba 1,800 dólares y tenían que mentir que venían de África para que no los deportaran de inmediato). Pero ya no: ya son haitianos sin más, y buscan una visa humanitaria de Estados Unidos y poder reunirse –en su calidad de refugiados de catástrofes naturales—con sus familiares o amigos, principalmente en el Estado de la Florida, donde el Caribe ha sentado sus reales.
La Coalición Pro-Defensa del Migrante, que agrupa a cuatro casas de acogida en Tijuana, no se da abasto. El padre Patrick Murphy, quien es el director de la Casa del Migrante ha advertido sobre el tema y ha preguntado a las autoridades mexicanas qué van a hacer con los que ya no puedan entrar a EE UU.
Por lo pronto, los albergues están llenos. La mayor parte de los haitianos llegó sin nada, por lo que comparten una superficie comunitaria, un albergue temporal, con 120 personas. Si traen algo de dinero, pueden alquilar un pedazo de tierra con cinco láminas para dormir por unos 35 dólares semanales.
Y la “industria” del pillaje hace su agosto con ellos, vendiéndoles hasta en 500 dólares una supuesta ficha para entrevista con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). O con las autoridades mexicanas, para ver si pueden quedarse a esperar otros 20 días más, y que se haga “el milagro” de poder entrar a “la tierra de la gran promesa”: Estados Unidos.