Estados Unidos ha deportado 2.4 millones de inmigrantes no autorizadosOrganizaciones pro-inmigrantes en Estados Unidos han dado el nombre de “deportador en jefe” al presidente de este país desde el año 2008, Barack Obama.
Si bien es cierto que Obama ha enviado un par de acciones ejecutivas de alivio migratorio, también lo es que en sus ocho años al frente del gobierno de Estados Unidos, se ha llegado a cifras récord de deportaciones desde que se lleva la estadística de este rubro.
Según el Pew Research Center, con datos del Departamento de Seguridad Nacional, la administración Obama deportó 414,481 inmigrantes indocumentados en el año fiscal 2014. Una caída de cerca de 20,000 personas (5 por ciento) con respecto al año anterior (2013).
Del año fiscal 2009 al año fiscal 2014, el gobierno federal de los Estados Unidos ha deportado a un total de 2.4 millones de personas, incluyendo el año de 2013, en el que se registró la mayor de las cifras en cuanto a deportaciones: 435,000 inmigrantes indocumentados.
La disminución general de deportaciones fue impulsada por una baja en las deportaciones de inmigrantes con condenas criminales: de 199,000 en 2013 a 168,000 en 2014. Es la mayor caída (16 por ciento) desde 1981, cuando empezaron a tenerse los registros de deportaciones de inmigrantes con condenas criminales.
Algunas de esta disminuciones pueden atribuirse a una mayor atención en los últimos años en deportar a delincuentes convictos en general, así como un aumento –en el año 2014– del número de estados y agencias locales del orden público que no han seguido las solicitudes de las autoridades de inmigración para detener la deportación de quienes estaban en la cárcel.
La política de inmigración de Estados Unidos ha sido un tema de vanguardia en la campaña presidencial del 2016, con el candidato republicano Donald Trump. Éste lo ha convertido en el tema central de su campaña. En el discurso de Phoenix, el 31 de agosto, Trump se comprometió con sus seguidores a deportar a todos los inmigrantes no autorizados 11,3 millones estimados en los Estados Unidos.
Si esto se cumple, el mote de “deportador en jefe” pasará a otras manos: de un Demócrata a un Republicano.