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¿Estás repitiendo con tu pareja lo que viviste en tu familia?

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Carlos Padilla Esteban - publicado el 02/09/16
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Tengo que darme cuenta de mis carencias para poder vivir desde la verdadA veces le pido a mi cónyuge que llene el vacío que han dejado mi madre y mi padre en mi vida. En mi infancia he recibido heridas y me he acostumbrado a una forma determinada de darme, una forma limitada de amar. O me han amado poco, o yo he percibido que no era suficiente.

A lo mejor no me abrazaron, o no recibí el cariño que necesitaba. Esto ha provocado una limitación en mí, una tara, una herida honda. Ahora puede ser que en mi vida matrimonial yo actúe de acuerdo a lo que he vivido. Puede que repita moldes y haga lo que un día prometí no hacer nunca. Es verdad que no quiero ser como han sido ellos conmigo.

Un hombre, después de mucho años de casado, me comentaba: “Lo que más le duele a mi mujer es que le diga que cada vez se parece más a su madre. Y cuando me enfado con ella es lo primero que me sale. Luego me arrepiento”. Y ella me comentaba: “Cuando me dice algo de mi madre se me remueven las entrañas. Es lo que más me duele y más me cuesta perdonarle”.

No quería repetir de mayor en su vida lo que había recibido de niña y había rechazado. Por eso le dolía. Pero no es tan sencillo no hacerlo. Puedo acabar repitiendo palabras y expresiones aprendidas. Y acabar amando a la manera como fueron ellos capaces de amarme.

Los límites que he vivido en el amor, los aplico en mis nuevos amores. Hago lo que hicieron conmigo. Aunque no me guste. Cuido mal a otros como ellos me cuidaron mal a mí. Me molestan las mismas cosas y sufro por las mismas decepciones. Es difícil no repetirlo.

Si miro mi verdad con honestidad, y perdono, entonces Dios me hace capaz de amar de un modo nuevo. Se ensancha mi corazón.

Por eso tengo que perdonar a mis padres, aunque ya no estén vivos, por cómo soy yo, por cómo amo. El problema lo tengo yo, no ellos. Ellos, como todos, lo hicieron lo mejor que supieron.

Siento dolor y rabia por lo que no he recibido y le pido a mi cónyuge que llene ese vacío él. Cargo en mi cónyuge mis expectativas. Pero no puede. Al mismo tiempo mi cónyuge puede hacer lo mismo conmigo. Me exige lo mismo que él no tiene.

A veces sucede que no sabemos que tenemos ese vacío en el corazón. Y buscamos otras razones para comprender qué es lo que pasa. Tengo que darme cuenta de mi carencia para poder vivir desde la verdad. Y empezar de nuevo.

Tengo que aceptar mi vida como ha sido y besar mi herida, mi camino personal, la familia de la que vengo. Ser consciente de mi sed. Saber qué cosas tengo que perdonar de mis padres y hermanos.

Hoy quiero mirar a mis padres. No se lo voy a decir a ellos aunque aún vivan. No es la idea. Pero yo tengo que hacer el proceso. Les perdono por lo que no me han dado. Por las heridas que me han causado. Trato de hacer memoria y pensar en los momentos vivido. Quiero perdonarles y entregar a Dios este perdón.

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