Un drama que se ha transformado en un fenómeno a nivel mundial “Llegan unos hombres. Irrumpen en la vivienda, casa, casucha o choza de una familia, rica o pobre, en una ciudad o en una aldea, en cualquier lugar. Llegan en cualquier momento del día o de la noche, habitualmente de paisano, algunas veces en uniforme, siempre armados. Sin dar explicaciones, sin presentar ninguna orden de detención, a menudo sin decir quiénes son y en nombre de quién actúan, se llevan a rastras a uno o más miembros de la familia hacia un automóvil, haciendo uso de la violencia de ser necesario’’.
Así presenta la ONU a través de su sitio web el drama de las desapariciones forzadas. Sin dudas se trata de un fenómeno que afectó (principalmente a través de dictaduras militares) y sigue afectando a varios países del continente americano, además de otras regiones del mundo, con medidas vinculadas, por ejemplo, a la represión de opositores políticos.
Sin embargo, recientemente trascendió, según publica La Razón en base a un informe del Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o involuntarias en Bolivia que “en los últimos 36 años se registraron en el país 48 casos’’, de los cuales solamente 20 fueron esclarecidos.
El mismo reporte confirma que durante el último año no se resolvió ninguno de los pendientes en el país, mientras que de los 20 casos esclarecidos, 19 fueron responsabilidad del Gobierno y uno de otra entidad.
Un problema mundial
“La desaparición forzada se usa a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad”, expresó la Organización de Naciones Unidas (ONU) esta semana en ocasión del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas el 30 de agosto.
La desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo, reafirma la ONU, además de expresar que actualmente es motivo de preocupación “el acoso de los defensores de los derechos humanos, los parientes de las víctimas, los testigos y los abogados que se ocupan de los casos de desaparición forzada”.
También preocupa “el uso por los Estados de la lucha contra el terrorismo como excusa para el incumplimiento de sus obligaciones’’, además de la generalizada impunidad para la práctica de la desaparición forzada.
Pero en 2010 ya se había expresado en la reunión de la Asamblea General de la ONU la preocupación por los aumentos de las desapariciones forzadas en diversas regiones del mundo.
En tanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en su mensaje respecto al Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, señaló que “todos los Estados tienen la obligación de investigar las desapariciones forzadas y de enjuiciar y castigar a sus autores”.
“En cambio, las víctimas a menudo enfrentan la falta de atención o la hostilidad abierta de las autoridades a las que se dirigen. El Comité contra la Desaparición Forzada y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias, los dos principales mecanismos de expertos de las Naciones Unidas competentes en este ámbito, han recibido información sobre represalias, como detenciones arbitrarias, amenazas y actos de intimidación, cometidas contra los familiares o contra los defensores de los derechos humanos, los abogados y las organizaciones no gubernamentales que los apoyan, manifestó.
“Demostremos nuestra solidaridad con las víctimas y con sus familiares empeñados en hacer efectivo su derecho a la verdad y la justicia”, concluyó.