
Comprometerse con el cuidado del medio ambiente empieza por uno mismo: no compres lo que no necesitas, no malgastes el agua o la electricidad, no tires algo que se puede arreglar, recicla todo lo que puedas, y sobre todo, piensa en qué mundo quieres que vivan tus hijos o tus nietos.

No, el dinero es importante, pero no debe ser el único criterio a la hora de tomar decisiones. No compres en lugares que sabes positivamente que usan trabajo esclavo. Piensa también en el medio ambiente a la hora de planear reformas en tu vivienda. No arranques flores para ahorrar unos pocos dólares que te costaría comprarlas ¡Muchas pequeñas decisiones pueden ayudar a cambiar el mundo!

Sí: poner el aire acondicionado sin necesidad, no recoger la basura cuando vas de picnic… como cristiano, estás llamado a ser responsable de tus actos, ante Dios y ante los hombres.

La sencillez es hermana de la humildad y de la fortaleza… no es casualidad que tantos santos en la historia tengan una característica común: vivían con lo necesario, y eran generosos con sus bienes. Simplifica tu vida, no intentes tener tantas cosas, y así encontrarás tiempo para lo que de verdad importa.

Todos los paisajes, desde las playas y los fondos marinos hasta la cima de las montañas, desde los más verdes y fríos bosques hasta los ardientes desiertos… Insectos de miles de colores, flores de las formas más increíbles, animales … ¿no lo ves? ¡A Dios le gusta la variedad!