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Una canción que se adentra sin miedo en el miedo y la vulnerabilidad de amar y ser amado

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Cecilia Music - publicado el 08/08/16
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La cantautora Alanna Marie Boudreau presenta “Pem”, la historia de su búsqueda de identidad

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“Me acercaba a Dios igual que me acercaba a otras personas – Con los brazos extendido, con una sonrisa amable y muy poco de verdadera vulnerabilidad” – Alanna Boudreau

En preparación del lanzamiento, el 22 de julio, de su segundo álbum LP Champion, la cantante y compositora Alanna Boudreau dio a conocer un video de su canción “Pem”, del álbum. El video, filmado en vivo en Nashville, es crudo, desnudo, despojado – el telón de fondo perfecto para esta canción sobre el miedo y la vulnerabilidad de amar y ser amado.

En un show reciente en Wichita, Kansas, Alanna compartió la historia de su infancia, su despertar existencial, y su caminar con el Señor, con los demás, y toda la creación que la rodeaba.Una parte de su historia fue particularmente reveladora y parece estar en el corazón de la canción “Pem”:

Durante la universidad, después de haber ganado una reputación como cantante, compositora e intelectual, empecé a sentirme aislada y temerosa. Había disfrutado de la atención y la imagen construida alrededor de mí durante un tiempo, porque mientras la gente había construido su propio concepto de lo que yo era – un concepto que me gustaba, pues era agradable – entonces eso significaba que yo no tenía que afrontar el riesgo real de la intimidad.

Pero la luz de Dios comenzó a perforar mi arrogancia y las preguntas empezaron a surgir en mi interior: “Suponte que pierdes la voz. Suponte que tienes un accidente, y te quedas desfigurada. Suponte que no hubieras nacido con una cara bonita. ¿Aún serías amada? Suponte que nunca hubieras sido capaz de cantar. ¿Se habría fijado alguien en tí?”

Me dolía tener estas preguntas girando en mi interior, porque yo había sido capaz de hacer caso omiso de ellas en la oración, y la razón es que me acercaba a Dios igual que me acercaba a otras personas – con los brazos extendidos, con una sonrisa amable y muy poco de verdadera vulnerabilidad. Mi temor de tener defectos, y por lo tanto, de no ser digna de ser amada se había mezclado con la vanidad y el orgullo hasta el punto de que yo deseaba la muerte, espiritualmente.

Yo pensaba erróneamente que probar que era digna de amor era cosa mía: que yo podría atraer la atención, y que de alguna manera podría escoger y elegir qué partes de mí compartir y qué mantener en secreto. Estaba tratando de llenar el enorme agujero del tamaño de Dios dentro de mí conmigo misma y con el afecto humano, y era obviamente un ejercicio inútil. Estaba tratando de convencerme a mí misma de que era adorable, que yo no tenía defectos.

Pero eso es un engaño. No es el hecho de que soy digna de amor – sino la idea de que no tengo defectos. No me sentía completa, no me siento completa, y aunque al principio fuera bonito que la gente pensara que mi vida era tan limpia y etérea como mis canciones folk, en realidad me estaba asfixiando en la bolsa de plástico de mi propio ego.Y entonces Dios en su misericordia, rompió la bolsa estúpida en pedazos y, milagrosamente, consiguió pasar a mí y me dijo: “Tu eres mi hija. Esa es su identidad. Y tu mayor talento es tu capacidad de amar, porque yo te amé primero”.

Descarga en  iTunes Champion, o visita el sitio de Alanna para pedir una copia física.

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Libby Reichert

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