Cuando Damon habla de los momentos que no está dispuesto a perderse, habla desde el lado más poderoso de sí mismo – aquel con el que los papás pueden identificarse
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En Hollywood, donde la luz de una estrella puede llegar a resplandecer con la misma rapidez que se apaga, la superestrella Matt Damon está demostrando que ciertos valores inmateriales pesan más que la fama. Para Damon, protagonista de muchas películas notables, incluyendo la quinta entrega de la exitosa saga Bourne de este verano, el tiempo con su familia es mucho más valioso que la popularidad. Y a esta celebridad no le da miedo decir no a grandes oportunidades que supondrían mantenerse alejado de sus hijas durante prolongados periodos de tiempo.
En una entrevista con KIIS FM, Matt Damon, padre de cuatro, detalló que la decisión de involucrarse en el proyecto de una película se somete a debate familiar. “Cualquier decisión de hacer una película depende de toda la familia. Si va a resultar demasiado alborotadora, simplemente no la hago. Intentamos no estar separados más de dos semanas. Nuestra norma es dos semanas, pero tres semanas es lo máximo que hemos estado alejados”.
Damon y su esposa, Luciana Barroso, llevan casados once años y tienen tres hijas juntos: Isabelle, de 10, Gia, de 7, y Stella, de 5; Barroso también tiene una hija de 17 años, Alexia, de un matrimonio anterior. Si la pareja determina que pueden conciliar la familia con la película, entonces toda la tropa acompaña a papá durante el rodaje. “A veces es toda una aventura. El año pasado me fui a China seis meses, así que fue un gran viaje familiar, fue fantástico”.
El matrimonio entre Damon y Barroso es “soso” según los valores de Hollywood.
El rechazo de Matt Damon a los “ideales” de Hollywood a cambio de una vida familiar y marital relativamente tranquila no es una novedad para este actor de 45 años. Desde el momento en que la pareja se casó en 2005, el matrimonio de Damon y Barroso fue tachado de “soso” por los estándares de Hollywood. Los tabloides no han publicado titulares escabrosos sobre la pareja, no hay rumores que pongan en duda la idea de que existe una única pareja en la ciudad de las estrellas que es verdaderamente feliz, que vive con amor. Matt Damon parece ser perfectamente consciente de que el éxito en la vida matrimonial y familiar, al igual que en el cine, requiere sacrificio y trabajo duro. Pero lo que es más importante para Damon, según confiesa a menudo en sus entrevistas, es la sencilla felicidad que siente al pasar tiempo con sus hijas y su esposa. “Creo que uno tiene que estar con la persona que ama todo el tiempo que sea posible”, declaró para Your Tango en 2015. “Mi esposa es mi alma gemela. No me gusta estar separado de ella”.
Matt Damon es una de las pocas voces de Hollywood que hablan con un sentido común excepcionalmente claro y realista. Es raro escuchar a un famoso, mucho más a uno tan famoso como Matt Damon, hablando sobre cómo sacrifica voluntariamente su fama para estar presente en los momentos que de verdad importan en las vidas de sus hijas: cuando se despiertan de madrugada, salir a tomar algo después de la escuela, los recitales de danza y los entrenamientos de natación. Su discurso no es precisamente un ejercicio de retórica pasajera de la cultura de la inmediatez, tan frecuente en la industria del cine.
Por el contrario, cuando Damon habla de los momentos que no está dispuesto a perderse, habla desde otra parte de sí mismo, una cara más poderosa, una con la que cualquier padre y madre podría identificarse. Habla desde la perspectiva de un marido y un padre que intenta equilibrar las relaciones que más le importan en su vida —las de su mujer y sus hijas— a contracorriente de las imperiosas necesidades de su trabajo y sin perder de vista los objetivos que ha establecido para su éxito personal. Es el conflicto universal de todos los padres del mundo, encontrar el equilibrio. Así que, en cierto sentido, resulta extrañamente reconfortante saber que Matt Damon está peleando por el lado de los buenos, junto a nosotros.