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Papa Francisco recuerda a un voluntario de la JMJ fallecido por cancer

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Wojciech Grzedzinski

Aleteia Team - publicado el 28/07/16

"Él está con Jesús en este momento, viéndonos a todos"

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Seguir adelante incluso con “las cicatrices” del miedo. Papa Francisco intervino en directo con los 90.000 italianos presente en la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, reunidos por la tarde en la “Fiesta de los italianos”, y respondió en directo a tres preguntas que estaban relacionadas con temas de actualidad: el miedo de quien vive en Puglia y asistió al reciente choque de trenes que provocó la muerte de 23 personas y las heridas de muchas otras, el bullying que llevó a una joven a punto del suicidio y la gracia del perdón.

Finalmente el odio experimentado en el reciente atentado de Munich, frente al que Francisco afirmó la necesidad de construir puentes y no muros, incluso ante el rechazo.

Justo después el Papa se asomó a la ventana el arzobispado donde pasó la noche (y donde Karol Wojtyla vivió como arzobispo de Cracovia desde 1964 hasta 1978) para saludar a la multitud de jóvenes que le esperaban.

Con ellos recordó a un voluntario de la JMJ, Maciej Ciesla, muerto a principio de julio a causa de un cáncer (“Alguno de vosotros puede pensar ‘este Papa nos arruina la noche’ pero es la verdad y tenemos que acostumbrarnos a las cosas buenas y a las malas, la vida es así”). Antes de despedirse para ir a dormir, recomendó a los jóvenes que “hicieran ruido toda la noche” para mostrar la alegría del cristianismo.

Accidentes en Puglia

“Lo que te ha sucedido es una herida, algunos recibieron heridas en el cuerpo durante el accidente. Tú has sido herida en el alma y en el corazón y esta herida se llama miedo”, respondió el Papa a una chica de Puglia que escapó de milagro del accidente de los trenes.

“Has recibido un shock que no te deja estar bien, te hiere. Pero a la vez es una oportunidad de superarte a ti misma, de ir más allá. Y como sucede siempre en la vida, cuando somos heridos, nos quedan los moratones y las cicatrices, la vida está llena de cicatrices”.

Tú, prosiguió, “cuando cojas el tren, sentirás la marca de esa cicatriz, de lo que te hace sufrir”. Pero aprender a ser un hombre sabio o una mujer sabia es esto: llevar adelante las cosas buenas y las malas de la vida”.

Sin embargo, “¡Cuántos jóvenes como vosotros no son capaces de llevar su vida con alegría y prefieren dejarse caer bajo el dominio de la droga, dejarse vencer por la vida! La partida funciona a si: o ganas tú o te gana la vida. Gana tú, será mejor.

Y hazlo con valentía, también con dolos, y cuando hay alegría con alegría que te lleva adelante y te salva de otra enfermedad: la de volverte una neurótica: ¡esa no!”.

Víctimas de bulliyng

A una joven de 15 años, que llegó a Italia hace seis años, y que intentó suicidarse después de ser víctima del bullying y de la discriminación, que le preguntó cómo podía perdonar al que le había hecho tanto daño, el Papa le respondió: “Hablas de un problema muy común entre los niños, y también entre los mayores: la crueldad.

Los niños son crueles muchas veces y tienen la capacidad de herirte donde más daño te pueden hacer, de herirte el corazón, la dignidad, incluso la nacionalidad como es tu caso, burlándose de ti con la lengua y las palabras. La crueldad es un comportamiento humano que está en la base de todas las guerras. La crueldad que no deja crecer al otro, lo mata. Me gusta decir una expresión cuando hablo de esta crueldad de las palabras: es un tipo de terrorismo. ¿Y cómo se vence? Tú has elegido el camino justo, el silencio, la paciencia y has terminado con esa palabra tan bella, el perdón. Pero perdonar no es fácil. Porque uno puede decir: “perdono pero no olvido” y siempre te llevarás contigo esta crueldad, este terrorismo.

Hay, prosiguió el Papa, una palabra en italiano que no conocía las primeras veces que estuve: “extracomunitario”. Esta palabra te saca de la comunidad, es algo contra lo que tenemos que luchas mucho. Tú has sido muy valiente, pero hay que luchar contra este terrorismo de la lengua, de las bromas crueles, de los insultos, de decir cosas que dañan el corazón.

¿Se puede perdonar totalmente? Es una gracia que debemos pedir al Señor, solos no podemos. Hacemos el esfuerzo, tu lo has hecho, pero es una gracia. Nosotros debemos hacer todo lo posible por perdonar. Hay otra actitud contra el terrorismo de la lengua: la mansedumbre. Estar callado, tratar bien a los demás, no responder mal. Vivimos en un mundo donde a un insulto se responde con otro, nos falta humildad. Pidamos la gracia de la mansedumbre, un camino que lleva al perdón”.

Atentados y miedo

Un tercer joven, venido de Venecia, contó al Papa que formaba parte de un grupo que iba a Cracovia pero que tuvo que volver a casa por el atentado de Munich, volviendo solo a Polonia. “Ahora queríamos preguntarte como podemos nosotros, los jóvenes, vivir y difundir la paz en este mundo tan lleno de odio”. “Tú, respondió el Papa, has hablado de dos palabras clave: la paz y el odio. La paz construye puentes, el odio muros. Cuando tú le das la mano a un amigo, a otra persona, construyes un puente humano. Si le golpeas o lo insultas, construyes un muro. El odio siempre crece con los muros. A veces sucede que tú quieres crear un puente y te dejan con la mano tendida. Son las humillaciones de la vida que debemos sufrir por algo bueno, siempre es necesario construir puentes”.

Recuerdo de un joven voluntario que falleció por cáncer

Poco después de concluir la video-llamada con los chicos italianos, el Papa se asomó al balcón del arzobispado y, junto a la multitud que lo esperaba, recordó a un joven voluntario de la JMJ que quería encontrarlo y que había muerto el 2 de julio de cáncer.

“Alguno de vosotros podría pensar: ‘Este Papa nos arruina la noche’, pero es la verdad. Nosotros tenemos que acostumbrarnos a las cosas buenas y a las malas, la vida es así, queridos jóvenes. Pero hay una cosa sobre la que no podemos dudar: la fe de este joven, de nuestro amigo, que ha trabajado tanto por la JMJ y que lo ha llevado al cielo. Él está con Jesús en este momento, viéndonos a todos. Un aplauso a este, nuestro compañero, algún día nos lo volveremos a encontrar”.

Francisco se despidió: “Ahora me retiro. Vosotros tenéis que hacer lo vuestro, que es hacer ruido toda la noche. Hacer ver vuestra alegría cristiana, la alegría que el Señor os da de ser la comunidad que sigue a Jesús”.

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