La gratitud de los venezolanos se percibió cuando cruzaron la frontera en busca de alimentos y medicinasA casi un año de la medida tomada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de cerrar la frontera con su país vecino, los habitantes de Táchira pudieron cruzar el puente de Simón Bolívar para llegar a la ciudad colombiana de Cúcuta con la posibilidad de adquirir alimentos, medicinas y productos básicos.
Ha sido julio el mes en el que nuestros hermanos venezolanos han podido tomar un respiro frente a la crisis económica-social que afrontan.
“¡Estamos felices porque tenemos mercado, en Venezuela no hay nada! No hay ni medicina para los niños, se están muriendo los niños. La cúpula es la que tiene comida. Eso es mentira que el presidente (Nicolás Maduro) dice que hay comida, mentira”, dijo a la AFP Tulia Somaza.
Por el lado de Colombia, los cucuteños han recibido con gusto a sus hermanos y se sienten felices de poder calmar un poco sus angustias e impotencias de no tener con qué vivir.
El sufrimiento de un pueblo
El presidente de Venezuela tomó la decisión de cerrar la frontera con su hermano país en agosto del año pasado.
El argumento que dio fue el ataque de supuestos paramilitares colombianos contra una patrulla militar venezolana que dejó tres heridos en la ciudad de San Antonio de Táchira.
Esto generó tensión en ambos gobiernos, produjo el desplazamiento de miles de colombianos y zanjó el intercambio comercial.
Ahora, por seguridad Maduro autorizó un puente peatonal que ha sido abierto en distintas ocasiones con intención de que los venezolanos accedan a lo básico para vivir. Han sido miles los venezolanos que han caminado aproximadamente 700 metros para abastecerse.
El sentimiento de gratitud de los venezolanos se ha percibido al ingresar al país hermano. “Gracias por esta acogida que nos están dando, el pueblo de Venezuela en este momento tiene una grave situación humanitaria de (escasez de) medicinas, de comida, de productos básicos” dijo José Sánchez a la AFP.
Hoja de ruta para el encuentro
Hace unos meses le preguntaron al papa Francisco sobre la situación migratoria en Europa y él respondió que cerrar las puertas no trae soluciones. “Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de 100 años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución.”
Si bien es cierto que el contexto de su respuesta es distinta al drama que se vive en la frontera colombo-venezolana, ha sido prueba de que los muros no traen soluciones en ningún nivel, antes agudizan los problemas y reducen las posibilidades de tener una vida digna y más humana.
Ahora se espera que los pasos fronterizos que conectan ambos países puedan volver a la normalidad.
Se han realizado unas mesas de trabajo en el Norte de Santander, Arauca y La Guajira para finalizar una hoja de ruta que disponga condiciones para alcanzar una frontera organizada, legal y migratoriamente efectiva.
El próximo 4 de agosto, los ministros de Relaciones Exteriores de Colombia y Venezuela, María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez, se reunirán para evaluarla y una vez revisada se acordará la apertura de la frontera.