Descubriendo el judaísmo con el gran rabino de Francia Haïm Korsia en Paray-le-MonialCon el Vaticano II, el diálogo pasó de una época de menosprecio a una época de estima. Cincuenta años después, hemos alcanzado un periodo de responsabilidad compartida. Juntos somos responsables de la sociedad que construimos y juntos debemos trazar el camino a seguir. Lo explica en la siguiente entrevista Haïm Korsia, gran rabino de Francia.
¿Qué razones le motivaron para intervenir en este encuentro con motivo de la sesión de Descubrimiento del judaísmo en Pray-le-Monial, Francia?
Esta sesión judeocristiana es un momento de gran acercamiento, de interés y estima. De todas formas, y he venido también sin duda por esto, siento un respetuoso afecto por el cardenal Barbarin.
Paray-le-Monial tiene una importancia especial para los cristianos, pero es ante todo un lugar histórico de Francia.
¿En qué situación se encuentra actualmente el diálogo judeocristiano? ¿Percibe usted un avance en los últimos tiempos?
Con el Vaticano II, el diálogo pasó de una época de menosprecio a una época de estima.
Cincuenta años después, hemos alcanzado un periodo de responsabilidad compartida. Juntos somos responsables de la sociedad que construimos y juntos debemos trazar el camino a seguir.
Es destacable la complicidad que tiene usted con el cardenal Barbarin. ¿Son algo nuevo estas amistades interreligiosas?
He sido capellán militar y en ese puesto trabajaba regularmente con sacerdotes, pastores, imanes; estábamos acostumbrados a trabajar con otros cultos.
Tengo una amistad célebre con el sacerdote Alain de la Morandais, ya que trabajábamos juntos en un programa de radio con el filósofo musulmán Malek Chebel.
Nosotros los judíos conservamos una auténtica proximidad tanto con los cristianos como con los musulmanes, y avanzamos de la misma forma.
Cada vez que podemos hacer cosas juntos –entiéndase, por supuesto, que no se trata de hacer sincretismo–, creamos una humanidad más fuerte.
De manera concreta, ¿qué esperan los judíos de los cristianos?
Nuestras esperanzas afectan a todos los ciudadanos, sin segmentar por culto, pero el cristianismo en su búsqueda de sus raíces judías responde perfectamente a nuestras expectativas, que consisten simplemente en ser comprendidos en lo que vivimos, en lo que somos.
El último texto del papa Francisco a este respecto, hace seis meses, es muy significativo que lleve la firma de un Papa: esta declaración explica básicamente que los judíos no son tierra de misión, en el sentido de que no hay un propósito de iniciar una campaña de proselitismo. Lo que necesitamos es un tiempo para compartir y para conocer.
¿Qué importancia hay en que la comunidad judía mantenga lazos con los cristianos?
No vivimos en una isla. Vivimos juntos. Nuestro mundo es un mundo compartido y sólo es posible a través del conocimiento. Los cristianos pueden aportar a los judíos su conocimiento de la fraternidad y de nuevas formas de solidaridad.
Entrevista de Mathilde Rambaud