Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia se vio sorprendida por la toma del poder de los partisanos de Tito. Mucha gente que temió por sus vidas, cruzó la frontera, creyendo en que los aliados restablecerían el orden y la democracia en algunos días.
Ese tiempo de espera se transformó en largos años para muchos emigrados como el dr. Tine Debeljak (1903-1989), literato, traductor y poeta, quien en 1945 partió por unos días, dejando a su esposa y tres hijos, sin sospechar que el reencuentro tardaría 9 largos años.

Luego de tres años en campos de refugiados en Austria e Italia y viendo que la cortina de hierro ya no cedería, emigró a la Argentina con la esperanza de algún día recuperar a su familia. El reencuentro llegó en 1954, luego de que Yugoslavia suavizara su política de fronteras y tras gestiones de la Cruz Roja Internacional.
Su historia con sus hijos Tinček, Metka y Jožejka y su esposa Vera Remec ha sido publicada a través de correspondencia anónima que pudieron mantener ilegalmente durante esos años.

En su exilio involuntario, Tine Debeljak fue un activo disidente y trabajador incansable por la cultura y la libertad para su país natal. Entre otras obras tradujo la obra tradicional argentina Martin Fierro al esloveno.

En el libro de poesías «Poljub» (El beso), canta al amor a su esposa, mientras transcurre su exilio en los campos de refugiados, el viaje a través del océano y su llegada al nuevo continente. Hoy, ya en democracia, un busto en su ciudad natal Škofja Loka lo recuerda como ciudadano ilustre.