La número 1 es la más eficaz, y la número 3 soluciona el problema
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Dale Carnegie es uno de los renombrados autores de autoayuda, gracias en gran parte a su best seller Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, publicado originalmente en 1936.
Su libro Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, de 1948, presenta tácticas para liberarse de la ansiedad incómoda que disminuye la felicidad y la productividad.
El libro nace de las experiencias de Carnegie en su cátedra en el YMCA de Nueva York. Él se dio cuenta que la preocupación era un tema común entre los alumnos, independientemente de su profesión o contexto, y decidió escribir un libro que los inspirara a actuar contra sus demonios psíquicos.
Durante los siete años que pasó escribiendo el libro, Carnegie investigó la filosofía antigua y habló con una gama de hombres de negocios sobre sus estrategias para vencer las preocupaciones.
Pero lo más importate es que él llevó a cabo un experimento al dar consejos sobre ello a sus alumnos y observar lo que funcionaba.
La página Motto, de Time, seleccionó las cinco mejores estrategias descritas en el libro para reducir la ansiedad del día a día.
1. Pregúntate a ti mismo: “¿Qué es lo peor que puede pasar?”
Hay una técnica sencilla de tres pasos que puede ayudarte cuando estás rodeado de preocupaciones personales o profesionales. Primero, pregúntate qué es lo peor que puede suceder. Segundo, prepárate para aceptar lo peor. Tercero, piensa en sacar algo bueno de lo peor, en caso de que suceda.
La técnica está basada en una anécdota de Willis Carrier, fundador de la homónima industria de aire acondicionado.
Cuando trabajaba para Buffalo Forge Company en la juventud, se dio cuenta de que un nuevo sistema de limpieza de gas que su compañía ofrecía no era tan eficiente como se esperaba.
Se percató que lo peor que podría suceder es que la empresa perdiera 20 mil dólares. Entonces aceptó lo siguiente: la compañía podría entender esa pérdida como costo de investigación de nuevas estrategias.
En seguida, Carrier pensó cómo mejorar la situación: si la compañía compraba nuevos equipos con un valor de 5 mil dólares, el problema se resolvería. Fue lo que hicieron, y terminaron ganando 15 mil.
2. Mira todo de forma objetiva
“Si un hombre se dedica a mirar los hechos de forma imparcial y objetiva, sus preocupaciones se evaporarán normalmente a la luz del conocimiento”, le dice el decano del Columbia College, Herbert E. Hawkes, a Carnegie.
Carnegie habla de dos maneras de mirar objetivamente. Puedes fingir que estás analizando la situación para otra persona, para posicionarte menos emotivamente con la cuestión.
Otra idea es imaginar a un abogado que está preparándose para defender el otro lado de la cuestión, contra ti. Escribe los hechos de ambos lados del caso y tendrás generalmente una imagen más clara de la realidad.
3. Genera soluciones potenciales para el problema
Leon Shimkin, entonces director general de la editorial Simon and Schuster –de la que después se volvió el propietario– ideó una manera de reducir a un 75% el tiempo que el pasaba en reuniones.
Estableció que cada vez que alguien quisiera presentar un problema en una reunión, debía primero enviar un memorando respondiendo a cuatro preguntas: ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es la causa del problema? ¿Cuáles son las posibles soluciones? ¿Cuál de ellas sugieres?
Según Shimkin, después de introducir ese sistema, raramente alguien acudía a él para expresar su preocupación.
“Se dio cuenta de que al responder a las preguntas era necesario observar todos los hechos y pensar en el problema”, le dice a Carnegie.
Cuando las personas hacían eso, se daban cuenta de que “la solución adecuada surgía como una rebanada de pan que salta de la tostadora”. En otras palabras, la acción tomó el lugar de la preocupación y el lamento.
4. Recuerda la ley de las probabilidades
Piensa en la probabilidad de que un evento específico suceda y reflexiona si vale la pena preocuparse. Hay buenas posibilidades de que aquello por lo que te preocupas ni siquiera suceda.
Carnegie escribe que la marina norteamericana empleó la ley de las probabilidades para mejorar la moral de los marinos.
Aquellos que eran designados para petroleros de alto octanaje tenían miedo de hundirse cuando el buque hubiera sido alcanzado por un torpedo.
Entonces la marina ofreció la información exacta: de cada cien buques alcanzados por torpedos, 60 permanecieron sin hundirse y sólo cinco se hundieron en menos de diez minutos. Los otros tuvieron tiempo suficiente para abandonar el buque.
5. Establece órdenes de límite en tus preocupaciones
Esta estrategia está basada en un principio de mercado de acciones. Funciona así: compras acciones a 100 dólares, pero estableces una orden de límite de 90 dólares. Así, si la acción cae a los 90 dólares, la vendes –sin mayores preguntas– y evitas pérdidas mayores.
Puedes usar este principio en el día a día. Por ejemplo, Carnegie una vez quiso escribir novelas, pero después de dos semanas intentando sin éxito, decidió suspender la experiencia y volver a enseñar y a escribir libros de no ficción.