El basquetbolista estrella de la NBA sacrificó el éxito seguro por su familia, pero igual triunfó
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Se burló de todas las estadísticas que le decían que era imposible ganar, y lideró a su equipo al campeonato de la NBA. Su llanto al ganar su tercer anillo de campeón de la NBA fue conmovedor. ¿Qué pasó por la cabeza de Lebron James al coronarse como el mejor el domingo pasado?
Chicago es a Michael Jordan, como Larry Bird es a Boston, Magic Johnson y Kobe Bryant a Los Ángeles, así como Lebron James es a Cleveland. Son nombres que podrán tener alguna que otra variante en la trayectoria personal, pero son sinónimo de las ciudades que albergan a franquicias que los han arropado, y a las que ellos han respondido con talento y, en la medida de lo posible, títulos.
A James le faltaba responder al club de sus amores con un campeonato… Hasta el domingo, cuando con un increíble triple doble lideró a los Cavaliers para vencer a los grandes favoritos Golden State Warriors.
Pero ni Jordan nació en Chicago, ni Bird en Boston, ni Johnson o Bryant en Los Ángeles. James, en cambio, es oriundo de Akron, a 40 kilómetros de Cleveland, a orillas del Lago Erie, uno de los grandes lagos compartidos por Estados Unidos y Canadá. El Noreste de Ohio es su casa. Y no lo olvida.
“Es donde caminé. Donde corrí. Donde lloré. Donde sangré. Tiene un lugar especial en mi corazón. La gente allí me vio crecer. A veces siento que soy su hijo. Su pasión es sobrecogedora. Y me vuelve. Quiero darles esperanza cuando puedo. Quiero inspirarlos cuando puedo. Mi relación con el Noreste de Ohio es más grande que el básquet”, escribió James en Sports Illustrated cuando le tocó argumentar, hace dos años, su decisión de regresar al terruño que le vio nacer tras alcanzar la gloria en Miami con los Heat, donde estaba desde 2010.
Criado por sus entrenadores
Hijo de madre joven y soltera, tenía una infancia un tanto desordenada, forzado a vivir los horarios y problemas de su madre. En tres años se mudó 12 veces. Destacado desde niño en los deportes, vivió un tiempo con dos de sus entrenadores, con el acuerdo de su madre, para tener más estabilidad y no ausentarse tanto del colegio.
Fue la familia de Frank Walker la que más influencia tuvo para forjar el carácter de James, a los 9 años. Los Walker eran familia trabajadora con tres hijos, con los que compartía cuarto y rutinas. A Lebron lo hacían levantarse diariamente a las 6.30, y no lo dejaban jugar al básquet hasta que no regrese del colegio y termine su tarea. Todos los fines de semana le cortaban el cabello, y así como le ordenaron sus tiempos, le mimaron como a un hijo.
Lo enviaron a un colegio muy humilde, pero con clases de arte, gimnasia y música. Ese año, no faltó un día a clase. Toda una mejora contra las cien ausencias de años anteriores.
Veía a su madre Gloria todos los fines de semana, y siempre tuvo su apoyo. Tiempo después, Gloria recordaría esa decisión de enviar a su hijo a vivir con otra familia durante un año como una de las más difíciles de su vida, pero una de las mejores.
Con los hijos de los Walker James continuó una amistad, que se tradujo en excelentes resultados deportivos en el colegio secundario.
Del colegio a la NBA
No existen franquicias humildes en la NBA. Algunas triunfan; otras fracasan. Pero todas mueven millones. Aun así, algunas parecen más lejos de la gloria deportiva que otras. Era el caso de Cleveland.
Sin embargo, el sistema de draft en la NBA prioriza la selección de los mejores novatos para los de peor rendimiento. Esta medida, además de otras como la de los topes salariales equipo, buscan garantizar un campeonato competitivo y accesible para todos. Tras una patética temporada en 2002-2003, los Cavs tenían la primera opción para el draft de ese año. Y se inclinaron por el chico local del que todos ya hablaban, por sobre cualquiera que haya estado en la Universidad.
En su colegio católico St. Vicent – St. Mary James dominaba las competiciones de los colegios del Estado, destacándose tanto en básquet como en fútbol americano. Ganaba todo, y con un rendimiento extraordinario. Ya cuando su futuro era evidentemente de la NBA, sin pasar por la Universidad como en la gran mayoría de los casos, las empresas comenzaron a golpearle a la puerta y aún sin debutar, ya tenía un contrato por 90 millones de dólares con Nike.
Prohibido olvidar
Al año, con apenas 20 años, creó una fundación para ayudar a que jóvenes hijos de padres solteros puedan vivir una infancia y juventud sana y disciplinada. Siempre se ha mantenido cerca de sus pagos, ayudando en numerosos emprendimientos solidarios de Akron.
Aún cuando en 2010, y por cuatro temporadas mudó su familia a Miami y fichó por los Heat. Allí logró lo que en Cleveland parecía imposible: un anillo de la NBA. Dos campeonatos logró con los de La Florida.
“Cuando dejé Cleveland, tenía una misión. Buscaba títulos, y gané dos. Pero Miami ya sabía mi sentimiento. Nuestra ciudad no había tenido ese sentimiento en un largo, largo tiempo. Mi objetivo todavía es ganar títulos, sin duda. Pero lo más importante es ganar uno para el Noreste de Ohio”.
Los hijos: los suyos y los del Noreste de Ohio
Lebron James tiene tres hijos; dos varones y una niña. “Siempre supe que querría termina mi carrera en Cleveland. Pero no sabía cuándo. Tenía mis dos hijos y mi mujer, Savannah, embarazada. Empecé a pensar sobre criar a mis hijos en mi pueblo natal”, escribió James.
“Creo que mi llamado va más allá del básquet. Tengo una responsabilidad que liderar, y me lo tomó muy en serio. Mi presencia puede hacer una diferencia en Miami, pero creo que puede significar más en el lugar de donde vengo. Quiero niños en el Noreste de Ohio, como los cientos de niños de Akron que acompaño desde mi fundación, para que se den cuenta que no hay mejor lugar para crecer. Quizá alguno de ellos vuelva después de la Universidad a empezar una familia o abrir un negocio. Eso me haría sonreír. Nuestra comunidad, que se ha esforzado tanto, necesita todo el talent que pueda tener”, dijo el hoy por hoy, el mejor basquetbolista del mundo.
Sólo uno sabe
Otra sabiduría asoma en James desde el año pasado. En una ocasión le preguntaron sobre la fortuna de su equipo. Y respondió: “Sólo hay uno en el que todo estará bien cuando vuelva, ese es Jesucristo”. Y minutos después de alcanzar la gloria con los Cavs, tuvo más referencias a Dios.
“En vez de preguntarme ¿Por qué yo?, me dije, “Esto es lo que Él quiere que haga (…) El Hombre de arriba no te pone en situaciones que no podés controlar”, expresaba eufórico de alegría el hombre que volvió por su pueblo y le llevó la gloria deportiva.