El Cementerio del Santo Sepulcro en Hayward, California, no es sólo conocido ahora por ser la última morada de los católicos locales, sino por ser el lugar de origen de uno de los elementos indispensables para la celebración de la Eucaristía: El vino de consagrar. Un viñedo, propiedad de la Diócesis, ha sido sembrado en el camposanto y ya inició la producción de uvas de alta calidad para su uso eclesiástico y comercial. Sus frutos resultaron ser mucho mejores que lo esperado.
La decisión de sembrar un viñedo fue tomada hace diez años como una forma de ahorrar recursos. Al tener que renovar el césped del lugar, resultaba más costosa la siembra de pastos que la de vides una vez que se calculaban las hectáreas a cubrir. El viñedo tenía las ventajas adicionales de su resistencia a las sequías y la belleza general de los mismos, sin requerir un riego tan intenso como el del césped.
El Obispo de Oakland, Mons. Michael Barber comparó los inesperados resultados de la idea con el milagro de las Bodas de Caná: Algunas de las vides, de tipo chardonnay y pinot noir resultaron ser de calidad extraordinaria y el vino que se produce de estas uvas ha obtenido medallas de plata en competencias de enología.
A pesar del éxito inesperado del viñedo, la producción mayoritaria se ha dedicado a las 7.200 botellas de vino de consagrar que se han empleado en el culto divino en unas 45 parroquias. La producción ha permitido recaudar fondos por 35 mil dólares que se otorgaron a las escuelas católicas para financiar becas para estudiantes necesitados.
Con información de National Catholic Register.
Hoy celebramos a...