Empieza una campaña donde será más importante escuchar que hablarLa política española se congeló el día 20 de diciembre. Aquel día las urnas ofrecieron unos datos nuevos para la política que se estaba realizando. No había un partido predominante y el voto quedaba dividido en cuatro formaciones políticas: Partido Popular, PSOE, Podemos y Ciudadanos. No había mayorías y había que negociar, ponerse de acuerdo para conseguir gobierno. No hubo manera.
Ahora comienza, de nuevo, otra campaña electoral. Los partidos políticos comienzan la “pegada de carteles” y nuevamente se esfuerzan en darse a conocer, impactar y llamar la atención del electorado.
Podemos presenta su programa electoral mediante un catálogo tipo Ikea; el Partido Popular presenta un himno “latino”; Ciudadanos hace campaña desde los bares y el PSOE habla del Sí e intenta aferrase a la calle para movilizar a sus electores.
Nuevamente los ciudadanos comienzan una etapa de discernimiento sobre en quién depositar su confianza. En España, en este último año, la etapa electoral parece no concluir nunca.
Entre periodo post-electoral y época de pactos tras el 20-D; el periodo pre-electoral tras convocarse las elecciones y el periodo que ahora comienza, los españoles viven en un continuo día de la marmota electoral.
Los ciudadanos ya están cansados de propuestas electorales y las dos próximas semanas pueden convertirse en un “suplicio político”.
A los españoles les esperan dos semanas de entrevistas, declaraciones y contestaciones, campañas mediáticas y sobreexposición de los candidatos.
Es un momento que puede servir para la confrontación, para la discusión, el acalorado debate e incluso para el insulto, pero que también puede tener una visión positiva: puede servir para el encuentro. ¿Por qué no?
El movimiento eclesial Comunión y Liberación apuesta en un comunicado por el encuentro con el otro en la política.
Las preocupaciones de los ciudadanos (da igual la ideología política) son las mismas y la inquietud por buscar el bien común, la convivencia y la solución a los problemas es idéntica.
Obviemos las siglas electorales, olvidemos las ideologías y pensemos en las personas. ¿Acaso no necesitamos compañía, acaso no necesitamos amar y ser amados, acaso no queremos todos construir juntos, acaso no vivimos todos en una misma sociedad?
“Es necesario que encuentre espacio en nosotros la experiencia elemental de que el otro, incluso el adversario político, es un bien para la realización de nuestra persona y no un obstáculo”, afirma en su mensaje Comunión y Liberación.
Las nuevas elecciones son una novedad para España. En apenas 6 meses los ciudadanos deben volver a las urnas pero ahora se da una característica significativa: salga lo que salga de las urnas debe haber acuerdo obligatoriamente. Así lo muestran las encuestas.
Los políticos deberán unir sus fuerzas, sus escaños, sus diputados, deberán ya no sólo llegar a acuerdos puntuales, sino a buscar sinergías entre todos.
Preguntado por estas elecciones, cuya campaña comienza, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, ofrecía de manera sencilla lo que piensan todos los españoles: “Que acertemos en este segundo intento” y pedía a los políticos lo que solicitan todos los españoles: “que se acerquen unos a otros, que hablen”. Difícilmente podemos entendernos si no hablamos.
En España nos esperan semanas de frenética campaña electoral en la cual obligatoriamente se debe dar un cambio.
Los partidos no sólo deben hablar, exponer y mostrar sus programas y sus cartas; los partidos deben utilizar esta campaña para escuchar al otro. Indefectiblemente vamos hacia el acuerdo y el encuentro.
Cuanto antes empiecen a dialogar, antes se conseguirá lograr un gobierno. Tres campañas electorales seguidas no habrá ciudadanía que lo soporte.