El Obispo de Roma recibe a 150 médicos en el Vaticano“La compasión es de alguna manera el alma misma de la medicina. La compasión no es lástima, es padecer-con”, dijo el Papa Francisco a los dirigentes de las Asociaciones Médicas de América Latina y España, a quienes recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano este jueves 9 de junio.
El Pontífice habló de “la identidad y el compromiso del médico” y sostuvo que estas no “sólo se apoyan en su ciencia y competencia técnica, sino principalmente en su actitud compasiva y misericordiosa hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu”.
Sucesivamente, en un gesto simbólico sostuvo: “A mí me gusta bendecir las manos de los médicos como signo de reconocimiento a esa compasión que se hace caricia de salud”.
En pleno Año de la Misericordia, el Obispo de Roma instó a los médicos a la compasión porque -admitió- en “nuestra cultura tecnológica e individualista” esta no siempre es bien vista.
En ocasiones – aseguró- la compasión “hasta se la desprecia porque significa someter a la persona que la recibe a una humillación. E incluso no faltan quienes se escudan en una supuesta compasión para justificar y aprobar la muerte de un enfermo”.
En esta línea, expresó que por el contrario “la verdadera compasión no margina a nadie, ni la humilla, ni la excluye, ni mucho menos considera como algo cuya desaparición es buena”.
Triunfo del egoísmo
Los médicos escucharon las palabras del Papa llamados a no dejarse ganar por el “triunfo del egoísmo, de esa “cultura del descarte” que rechaza y desprecia a las personas que no cumplen con determinados cánones de salud, de belleza o de utilidad”.
Las palabras del Papa llegan mientras el Vaticano celebra esta semana dos eventos relacionados con la medicina: el primero, el Jubileo de los enfermos y de las personas con diversidad funcional (del 10 al 12 de junio) y el segundo, un Congreso médico internacional contra el morbo de Hansen (del 9 al 10 de junio).
Biblia y la salud
“La salud es uno de los dones más preciados y deseados por todos. En la tradición bíblica siempre se ha puesto de manifiesto la cercanía entre la salvación y la salud, así como sus mutuas y numerosas implicaciones”, insistió Bergoglio.
Christus medicus
Presentó a Jesús como ejemplo concreto de misericordia y compasión. “Él es el Buen Pastor que cuida a la oveja herida y conforta a la enferma (cf. Ez 34,16); Él es el Buen Samaritano que no pasa de largo ante la persona malherida al borde del camino, sino que, movido por la compasión, la cura y la atiende (cf. Lc 10,33-34)”.
Tradición médica cristiana
“La tradición médica -explicó- siempre se ha inspirado en la parábola del Buen Samaritano”.
Y añadió: ¡Cuánto bien hace al ejercicio de la medicina pensar y sentir que la persona enferma es nuestro prójimo. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).
Compasión
“La compasión -continuó- es la respuesta adecuada al valor inmenso de la persona enferma, una respuesta hecha de respeto, comprensión y ternura, porque el valor sagrado de la vida del enfermo no desaparece ni se oscurece nunca, sino que brilla con más resplandor precisamente en su sufrimiento y en su desvalimiento“.
Corazón y no a la tentación funcionalista
Francisco citó a san Camilo de Lellis que preocupado por los enfermos sostuvo: “Pongan más corazón en esas manos”.
“La fragilidad, el dolor y la enfermedad son una dura prueba para todos, también para el personal médico, son un llamado a la paciencia, al padecer-con; por ello no se puede ceder a la tentación funcionalista de aplicar soluciones rápidas y drásticas, movidos por una falsa compasión o por meros criterios de eficiencia y ahorro económico”.
“Está en juego la dignidad de la vida humana; está en juego la dignidad de la vocación médica. Vuelvo a lo que dije sobre bendecir las manos de los médicos”, agregó.
Al inicio del discurso, recordó que en este año la Iglesia católica celebra el Jubileo de la Misericordia.
Y “esta es una buena ocasión para manifestar reconocimiento y gratitud a todos los profesionales de la sanidad que, con su dedicación, cercanía y profesionalidad a las personas que padecen una enfermedad, pueden convertirse en verdadera personificación de la misericordia”, constató.