(Y otras normas mínimas de etiqueta litúrgica)
A veces, durante la Misa, alguien no deja de hablar. Algunos, incluso, por teléfono. Hay quien no habla en voz alta, pero no para de enviar mensajes de texto a través de cualquiera de los cientos de servicios de mensajería instantánea. O quienes no saben cómo comportarse en Misa, quizá porque no son católicos y es la primera vez que van a una celebración litúrgica. O tal vez porque son católicos, como dicen, “de cenizas y palmas” (esto es, que van al templo apenas dos veces al año ¿cómo van a saber cuándo corresponde responder, arrodillarse, ponerse de pie o volverse a sentar?). Quizá sean nuestros parientes, que vienen a nuestra Misa de graduación después de años sin pisar una iglesia ¿Qué les vamos a decir si, como católicos, damos la bienvenida, con sincera alegría, a cualquiera que quiera acercarse a la liturgia, sea cual sea su creencia? Quizá una buena manera de empezar sea haciéndoles ver este sketch de Mr. Bean, para aclarar al menos tres cosas: no quedarse dormido, no roncar (en caso de quedarse dormido) y, por favor, no comer durante la celebración.