No hay nada que con esfuerzo y dedicación no podamos conseguirA veces parece que todo está perdido. La enfermedad, los problemas, las dificultades nos atenazan. Jacobo Parages, empresario madrileño, no lo ve así, al contrario, sus enfermedades han sido su inspiración.
“A los 28 años me diagnosticaron Espondilitis Anquilosante (EA) y en octubre del 2013 me diagnosticaron un tumor maligno. Ahora, 20 años después, cuando miro atrás comprendo que estas enfermedades han sido el motor para que mi vida sea más plena de lo que nunca hubiera pensado”, explica en su página web.
Su historia es digna de ser contada, es una inspiración sobre cómo debemos afrontar nuestros problemas cotidianos. Ahora se encarga de mostrar su intuición y su tesón en diversas charlas motivacionales.
Todo empezó tras un partido de fútbol, donde comenzó a sentir dolores en la espalda. No eran unos dolores normales: Se quedaba rígido, ciática, dolor lumbar y en el pecho.
El diagnóstico: “Espondilitis Anquilosante”, una enfermedad reumatológica, crónica, muy dolorosa y que produce el endurecimiento paulatino de las articulaciones.
No se rindió, más bien al contrario: “Aprendí a vivir retándome a mí mismo y a compaginar mi dolor con mis obligaciones profesionales”, afirma Jacobo Parages: “Empecé con pequeñas cosas, levantarme por las mañanas, ir a por un vaso de agua a la cocina, salir del coche…”
Necesitaba más y comenzó a luchar contra la enfermad con sueños. Primer sueño: dar la vuelta al mundo. ¡Conseguido! Segundo reto, no dejar de ir a trabajar por culpa del dolor y volver a hacer deporte ¡Conseguido!
Los retos cotidianos ya no le llenaban y siguió con más retos. En junio de 2013 cruza a nado el Estrecho de Gibraltar y poco después la enfermedad vuelve a golpearle. Le diagnostican un tumor maligno.
Jacobo Parages se opera y 9 meses más tarde cruza a nado los 40 kilómetros que separan Mallorca de Menorca.
“Aceptar mi enfermedad ha hecho que me sienta cerca de otra gente que también vive con dolor y que necesita superarse a cada momento”, afirma.
Por eso ha colaborado en sus retos con la Fundación Síndrome de Down de Madrid y con niños que padecen de leucemia a través de la Fundación Uno entre Cienmil.
“Siempre he pensado que el dolor no podía conmigo. Convertir mi enfermedad en mi motor de superación me ha impulsado a no dejar de hacer nada por su culpa”.
“Creo que el ser humano no es consciente de que casi no tenemos límites, no hay nada que con esfuerzo y dedicación no podamos conseguir”, muestra Jacobo: “Si fuéramos conscientes de esto, rendirse no sería una opción”.
Y añade: “Cualquiera que sea nuestra dificultad puede ser transformada y convertida en una oportunidad de superación”.