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El Papa: No busquen la felicidad en cosas que al final ponen tristes

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Radio Vaticano - publicado el 23/05/16
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Homilía de Francisco en Casa Santa Marta sobre la verdadera fuente de la alegría cristiana

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No puede existir un cristiano sin alegría. Es lo que ha afirmado Francisco en la Misa matutina a Casa Santa Marta.

El Papa ha destacado que, también en los sufrimientos de la vida, el cristiano sabe confiarse a Jesús y vivir con esperanza.

Una nueva llamada a no dejarse dominar por la riqueza que al final solo lleva a tristeza.

El cristiano vive en la alegría y en el estupor gracias a la Resurrección de Jesucristo.

Francisco ha destacado que, aunque estemos afligidos por las pruebas, no se va la alegría de lo que “Dios ha hecho en nosotros”, “nos ha regenerado en Cristo y nos ha dado esperanza”.

La tarjeta de identidad del cristiano, la alegría del Evangelio

Nosotros, observó, “podemos ir” hacia “esa esperanza”, que “los primeros cristianos retrataban como un ancla en el cielo”.

Nosotros, ha dicho de nuevo, “cogemos la cuerda y nos dirigimos allí”, hacia “esa esperanza”, que nos da alegría:

“El cristiano, añadió, hace crecer esta alegría con la confianza en Dios. Dios se acuerda siempre de su alianza”.

Y a su vez, “el cristiano sabe que Dios lo recuerda, que Dios lo ama, que Dios lo acompaña, que Dios le espera. Esta es la alegría”.

Es un mal servir a la riqueza, al final nos pone tristes

Francisco se ha dirigido a la cita del Evangelio que narra el encuentro de Jesús con el joven rico.

Un hombre, ha dicho, “que no fue capaz de abrir el corazón a la alegría, y ha elegido la tristeza”, “porque poseía muchos bienes”.

El Papa ha hablado de “la buena sorpresa ante la revelación, ante el amor de Dios, ante las emociones del Espíritu Santo”.

“El cristiano es un hombre, una mujer sorprendidos”.

Una palabra, destacó, que hoy vuelve a aparecer, “cuando Jesús les explica a los Apóstoles que este muchacho tan bueno no había sido capaz de seguirlo porque estaba cogido a las riquezas”.

¿Quién podrá salvarse?, se preguntan los Apóstoles. El Señor les responde: “Imposible para los hombres, pero no para Dios”.

La fuerza del Espíritu Santo lo hace posible

La alegría cristiana, por tanto, “el estupor de la alegría, de ser salvados de una vida cogida a las cosas, a la mundanidad, las muchas cosas que nos separan de Jesús, solo se puede con la fuerza de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo”.

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