La proliferación de noticias falsas en las redes sociales es cada vez mayor
Frases atribuidas a Einstein, al Papa Francisco, a Spinoza o a Mandela; amenazas de tormentas de nieve en verano; anuncios de productos insólitos y llamados desesperados de ayuda para causas (y personas) inexistentes pueblan las redes sociales. Y todos, alguna vez, hemos caído en la tentación de compartir ciertos enlaces sin detenernos, al menos un momento, a confirmar si la información es o no de fiar.
The Daily Dot explica, en un artículo publicado recientemente, por qué caemos tan fácilmente en este tipo de engaños.
1.- No leemos el contenido de los artículos que compartimos, antes de hacerlo. Parece mentira, pero es así: un buen número de usuarios sólo lee los titulares e, inmediatamente después, comenta o comparte, sin tener idea del contenido del texto.
2.- Ignoramos las fuentes de las noticias que compartimos. Los portales (lo mismo que las personas) que cuentan con pocas visitas o seguidores en la web deberían hacernos sospechar. Nada que no se pueda arreglar con una sencilla búsqueda en Google para confirmar o descartar la información.
3.- El sesgo de confirmación: por regla general, estamos dispuestos a aceptar como verdadero un titular o una nota que confirma nuestras propias convicciones y deseos. Al toparnos con alguna nota que apoye nuestras propias opiniones, lo propio sería ser el doble de cautos.
4.- “Si mucha gente lo comparte, debe ser cierto”, suponemos. Pues no. La verdad es que las mayorías son tan propensas a equivocarse como las minorías. Que todos creamos una mentira no hace que esa mentira sea verdad.
5.- No sabemos distinguir la sátira de la noticia. Más de una vez se ha visto a alguien compartir contenido de algún portal de humor como si fuese una noticia verdadera. Si no conoce el portal desde el que está compartiendo el enlace, lo mejor es pasear un poco por el site para confirmar que, de hecho, no es un portal humorístico.