«La presencia y la acción del espíritu del Maligno, que empuja a los hombres a las divisiones y a las guerras, los hace esclavos del dinero y del poder, hasta engañarlos con que pueden sustituir a Dios creador, repitiendo al experiencia de la torre de Babel». Así habló ayer por la tarde Papa Francisco durante la visita sorpresa que hizo a la Academia Eclesiástica, que se encuentra en la Plaza de la Minerva, en el centro de Roma. Francisco espera de los obispos y sacerdotes comprometidos en las sedes diplomáticas pontificias de todo el planeta «una diplomacia inteligente, hecha de arte y caridad, que construya puentes con las culturas, las sociedades y los gobiernos, haciendo presente la Iglesia y dando voz al Evangelio».
A los futuros nuncios apostólicos y diplomáticos, el Papa aconsejó que nunca descuiden «la dimensión pastoral del ministerio, caracterizada por el contacto vivo y concreto con el pueblo fiel de Dios», comprometiéndose, «mediante un testimonio coherente y generoso de vida sacerdotal», en la creación de «un clima de confianza» y en la cultivación de «la capacidad de ofrecer algo al Señor en la penitencia, una virtud que no pasa de moda y que ayuda a reforzar la relación con Él, centrando la propia vida sacerdotal en lo que es esencial». Hablando con los jóvenes sacerdotes, insistió en la necesidad de una reforma personal y eclesial, que comience de la dimensión espiritual, para que pueda permear todos los aspectos de la vida. Esto es particularmente importante para los pastores, que, sobre todo en el contexto de hoy, están expuestos al peligro de la comodidad, de la mundanidad y de la tibieza».
Francisco dirigió a los estudiantes de la Academia, todos jóvenes sacerdotes, «una invitación a no tener miedo de las incomprensiones ni de la persecución, y a confiar siempre en la fuerza de la resurrección del Señor».
Pero al mismo tiempo, Papa Francisco invitó a seguir todos los ejemplos de dedicación, de servicio y de santidad de vida que hay en la Iglesia, en el clero y en la Curia romana.
El Pontífice también reflexionó sobre otros temas actuales, como el compromiso ecuménico, el fundamentalismo religioso, la relación entre la misericordia y la justicia, la situación europea y la reconciliación como misión de la Iglesia. La visita de ayer fue una ocasión para animar con afecto a los estudiantes en su camino formativo y para reafirmar la importancia de las nunciaturas apostólicas para el ministerio petrino y para el servicio de las Iglesias locales. Al final del encuentro, Papa Bergoglio compartió la cena con la comunidad, antes de regresar al Vaticano.