El célebre aforismo 5,6 del Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein dice: “Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt” (“Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo*”).
La cita –que ha recorrido una legua—aleteó en el Vaticano el pasado 2 de mayo, cuando el papa Francisco se reunió en privado con el director del Instituto Cervantes de España, Víctor García de la Concha; el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva; y al académico Francisco Rico.
En el encuentro, el antiguo profesor de literatura y teología de los colegios jesuitas de Argentina recibió una edición de el Quijote del Instituto Cervantes, versión dirigida por el profesor Rico y publicada en la colección Biblioteca Clásica de la Real Academia Española con motivo del IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes (23 de abril de 1616).
El Papa recordó que cuando era estudiante de la escuela media de Ciencias en Buenos Aires, se leía íntegro el Quijote, cosa que actualmente ya no se hace.
“Los actuales estudiantes de enseñanza media no tienen un léxico “de más de 500 palabras”, lamentó el papa Francisco, es decir: los límites de su mundo, siguiendo lo dicho por Wittgenstein, son muy pequeñitos, ¿o no?
Apabullados por el idioma
En realidad, según Peter Howarth, vicedirector del centro de lenguas de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, para comunicarse en un nivel mínimo en una cultura hacen falta por lo menos unas 1.500 palabras.
La cantidad de términos que maneja una persona promedio puede variar, pero según Susie Dent, lexicógrafa inglesa y experta en diccionarios, una persona cuenta en su haber con unas 20.000 palabras activas y unas 40.000 pasivas.
Pero se trataba –en el encuentro con el Papa—del Quijote de Cervantes. En este sentido, el escritor mexicano Illán Stavans afirma que el número de palabras distintas en el Quijote es 22.939. Dicho de otro modo, el léxico que empleaba Cervantes era de casi 23.000 voces.
Si tomamos este hecho y calculamos que el español cuenta con 100.000 vocablos, y los jóvenes usan 500 como máximo, la batalla del Caballero de la Triste Figura por la lengua española está perdida.
Pero, ¿hay esperanza? El Director de la Real Academia de la Lengua piensa que sí. Y le contó al Pontífice que el Diccionario de la RAE en su versión on line “obtuvo el pasado mes de marzo 71.2 millones de consultas, de manera que no todo está perdido”.
Y remachó García de la Concha: “Mucha gente a través de las tabletas, de los teléfonos móviles, computadores y ordenadores están muy interesados por ampliar su léxico”.
Quizá sea verdad. O quizá, para un mundo tan romo -de 500 palabras- cada expresión es nueva, porque no entra en el chat.
*Versión española de Enrique Tierno Galván
Hoy celebramos a...