Una interesante película española sobre los excesos del capitalismo, aunque con detalles memorablesEste thriller laboral, como le han calificado algunos, transcurre en un solo día y se centra en una gran empresa multinacional que se ve sacudida por el suicidio de tres de sus empleados. Sofía Cuevas (Maribel Verdú), ejecutiva de la compañía, es la encargada de llevar a cabo un informe interno que trate de aclarar lo sucedido. En sus encuentros con los trabajadores irá descubriendo abusos de poder, mentiras encubiertas y un ambiente laboral enfermizo.
La película del debutante en el largo David Cánovas quiere subirse al tren de la actualidad, y denunciar las prácticas abusivas que en muchas empresas se emplean para conseguir una mayor productividad, competitividad, y en definitiva, facturación. Prácticas que consisten, no sólo en someter a una gran presión al trabajador, sino también en vigilarle, chantajearle y, si es preciso, llevarle hasta el límite.
Éste es precisamente el punto en el que se centra el film: partiendo del suicidio de tres empleados de una misma empresa, en pocos meses, nuestra protagonista va constatando hasta qué punto la vida familiar y personal pueden verse afectadas por la situación vivida en el trabajo. Una crítica al ultracapitalismo.
La denuncia es interesante, aunque quizá se basa en un guion demasiado esquemático, y con situaciones difícilmente asumibles por el espectador. Pongo un ejemplo como botón de muestra. Es muy improbable que un empleado casado, a sabiendas de que hay una videocámara registrando todo en el despacho, tenga allí mismo relaciones sexuales frecuentes con una secretaria.
Este tipo de situaciones inverosímiles, de las que hay varios ejemplos, perjudican al trasfondo dramático del film que es susceptible de ser tomado menos en serio. Y eso, a pesar de que el guion se inspira en la obra teatral de Antonio Tabares, que a su vez se basa en los suicidios ocurridos en una planta francesa de Renault entre 2006 y 2007.
Sin embargo, Cánovas muestra oficio en la puesta en escena, y dirige con solvencia no sólo a la veterana Verdú, sino también a Fernando Cayo -el malo de la película-, Carmelo Gómez y al resto de actores como Bárbara Goenaga, Álex García, Ginés García Millán, Jesús Castejón o Jorge Calvo.