Consejos concretos para padres y educadores en generalVamos a ser sinceros: a nadie le gusta perder. Incluso nosotros, adultos, cuando perdemos sentimos el gusto amargo de la derrota. Y puede ser que a la gente le lleve mucho tiempo superar ese sentimiento.
Pero ahora vamos a ponernos en el lugar de nuestros hijos.
Cuando ellos pierden, sólo logran sentir frustración por no haber logrado lo que querían. Es un duro golpe para la autoestima y un desafío enfrentar el sentimiento de ser derrotado.
Eso no significa que la gente deba tolerar los accesos de rabia de los hijos, y el lamento o incluso la agresividad, cuando ellos pierden. Tú debes enseñarles cómo perder, aceptar la victoria y la derrota.
La lección no es simple, pero es el precio para que los niños disfruten de una actividad compartida y comprendan que la vida tiene muchas alternativas y que no siempre sucede lo que la gente espera.
Para enseñar a tu hijo a ser un buen perdedor es necesario definir límites. Como por ejemplo: no entregar todo, cediendo a chantajes cuando ellos se quedan con rabia o lloran: y acostumbrarlos a oír la palabra “no” de vez en cuando.
Como en muchos casos, el ejemplo es básico. Cuando juegas con tu hijo y pierdes demuestra que a pesar de haber perdido, estás feliz por el tiempo de diversión que tuvieron juntos. Y cuando tú ganes, no te quedes presumiendo de haber sido mejor.
Al comenzar un juego con tu hijo, considera darle una ventaja, al final tú tienes más capacidades que él. Y no te olvides de motivarlo siempre con comentarios como “qué bien lo estás haciendo” o “eres muy bueno en este juego”.
También es importante que le expliques que perder no es algo malo, sino una oportunidad para volverse mejor.
Cuéntale alguna historia tuya. De cuando, por ejemplo, te raspaste las rodillas hasta aprender a andar en bicicleta sin rodillera. O de cuando empezaste a patear la pelota y no se iba tan lejos, necesitando mucho tiempo de práctica para que eso mejorara.
Habla con tu hijo sobre las consecuencias de no saber perder, de que si todas las veces hiciera una pataleta los demás niños no van a querer jugar con él.
Y no te olvides de que es necesario respetar las reglas del juego.
Nada de hacer “trampa” para que la derrota quede enmascarada. Perder forma parte del juego.
Transmitir la idea de que la derrota es algo que puede superarse es fundamental porque en el juego de la vida, a veces ganas, a veces pierdes. Pero tú siempre eres capaz de aprender.
Por TSMM