Aleteia logoAleteia logoAleteia
viernes 19 abril |
San Expedito
Aleteia logo
Actualidad
separateurCreated with Sketch.

The Killing: puro thriller psicológico

Jorge Martínez Lucena - publicado el 18/04/16

Una serie que le hubiera gustado a Descartes, por aquello del escepticismo metodológico

Ahora que una Mireille Enos ha vuelto tuneada y más pelirroja todavía con The Catch (2016-), interpretando a Alice Vaughan, la copropietaria de una empresa de seguridad que es timada por el hombre con el que se va a casar, creo que es un buen momento para recordar a esta misma actriz cuando interpretaba papeles mucho más oscuros y depresivos, cuando era la Sarah Linden de The Killing (2011-2014), adaptación del thriller escandinavo Forblydelsen (2007-2012).

La falacia patética es importante. Seattle es el lugar idóneo para que se sucedan los asesinatos y la policía intente hacer su trabajo sintiendo el peso del barro en sus zapatos y la dificultad de visión que ofrecen las brumas y las columnas de agua. Siempre llueve. Lo vimos en la inolvidable y obsesiva Seven (David Fincher, 1995) y lo podemos volver a vivir en esta teleserie de AMC, que tuvo cuatro temporadas, y que, pese a las apariencias, fue rodada en Portland.

Cuando empieza la serie, Sarah Linden está a punto de casarse, e iniciar una nueva vida. Parece que en eso los guionistas de The Catch han optado por el deja vu o la intertextualidad. Sin embargo, el último día de su antigua vida se convierte en el primero de una nueva que no se parece en nada a la que ella esperaba, y que se asemeja demasiado a sus peores pesadillas del pasado. Encuentran el cadáver de Rosie Larsen en el maletero de un coche hundido en un pantano.

Sarah, como le ha pasado en otras ocasiones, empieza a identificarse demasiado con la víctima: se obsesiona, y se olvida de su hijo adolescente, de su prometido, de sus planes, hace oídos sordos de las advertencias de todos los que la rodean y conocen su pasado psiquiátrico. De nuevo la mirada del enfermo. Muy Homeland (2011-).

A partir de ahí se ponen en juego distintos grupos de personajes que bailan un majestuoso ballet: el concejal y candidato Richmond y su equipo en plenas elecciones a la alcaldía de la ciudad, la opresiva familia Larsen, la pareja policial que forman la misma Sarah y el ex toxicómano Stephen Holder, los entresijos de la mafia polaca, un servicio de acompañantes por internet, el alcalde maquiavélico, el casino indio, el constructor buscando enriquecerse ilícitamente, etc. Una fauna animada y sobrecargada de máscaras. Todos culpables de algo, no se sabe qué y se trata de averiguarlo, aunque no todos culpables del asesinato de Rosie.

Una de las críticas recurrentes a la teleserie es la de que nos engaña y nos manipula. Nos hace pensar que ya hemos llegado a solucionar el caso pero no: sólo lo parecía. Y eso sucede continuamente y uno se mosquea, dicen. Por el contrario, yo me lo he pasado fantásticamente redescubriendo la modernidad del género, que convierte la realidad en una cebolla de la que se van retirando capas en un intento de llegar al corazón del asunto, que nunca llega. Descartes estaría contento viendo esta teleserie, porque impele al espectador hacia un escepticismo metodológico.

Sin embargo, a mí me parece que el quid de la cuestión es otro. A mi The Killing, capítulo tras capítulo, me ha interesado cada vez más porque viéndola uno reconoce ciertas constantes de la propia experiencia del conocimiento; algo que está en la base de nuestro interés por el thriller. La cuestión es que la razón no arranca a buscar la verdad sino gracias a lo opaco, lo oscuro, lo que hay que desvelar. Pero, además, una vez llevada a término la iluminación, se presentan nuevas sombras y enigmas que nos dejan insatisfechos y nos relanzan de nuevo al conocimiento.

Así es The Killing. A pesar de las pistas falsas que los guionistas nos hacen seguir, no te sientes defraudado. Porque en el camino descubres que lo que busca Sarah Linden no es sólo al asesino de Rosie Larsen, sino algo más, algo por lo que se olvida de comer, de dormir, de cumplir las normas del buen policía e incluso de cuidar a su hijo. Busca algo que responda a su afecto marcado por los reformatorios, a su mirada hierática y ensimismada que parece sacada de un cuadro de Hooper, a su insaciable deseo de encerrar al culpable y de poderle decir a los Larsen que el asesino de su hija está entre rejas,… Y sólo encuentra una estela de misterio y la magnética presencia de Rosie, que luce en los poéticos vídeos en super-8 que ella misma filmaba como el Ricky Fitts de American Beauty (Sam Mendes, 1999).

Esa es la aventura en la que uno se sume con Sarah Linden: la de buscarle sentido a la propia vida a través de lo que va sucediendo. Puro thriller psicológico, pero sin prisas.

Tags:
cinetelevision
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.