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5 Respuestas al ridículo rencor de algunos hacia Madre Teresa

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Theresa Noble - publicado el 09/04/16
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Si no crees en Dios, en difícil creer en el bien

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La obsesión que algunos ateos tienen con la Madre Teresa roza la monomanía.

Aun cuando yo misma era atea, pensaba que era algo absurdo que esos ateos del acomodado “primer mundo” se ensañaran atacando a una mujer que lo dio todo para servir a los pobres y que vivió, también, en una miserable pobreza.

La idea de que esta mujer desprendida fuera en realidad una lunática masoquista y egocéntrica que disfrutaba viendo sufrir a los pobres tuvo su origen con Christopher Hitchens, considerado en gran medida como el fundador del movimiento del Nuevo Ateísmo. De hecho, el origen de prácticamente todas las críticas irracionales y pasadas de rosca que he leído sobre la Madre Teresa puede ser rastreado hasta su obsesivo odio hacia la monja albana.

Hitchens ya ha fallecido (por favor, digan una oración por su alma), pero, por desgracia, sus teorías favoritas no han desaparecido; afloran por los foros de internet constantemente.

A medida que se acerca la fecha de la canonización de la Madre Teresa, es probable que todo este sinsentido se propague más. Esta era en la que vivimos es adicta al escándalo y la crueldad, así que los titulares vituperando a Madre Teresa serán algo irresistible, sin importar lo falsos que sean.

Con esto en mente, aquí tenéis unas cuantas respuestas útiles a las acusaciones más comunes que algunos ateos usan para justificar su odio hacia la Madre Teresa:

  1. La canonización de la Madre Teresa es un “fraude”. Christopher Hitchens criticaba el reconocimiento de la Madre Teresa por parte de la Iglesia porque la Iglesia aceleró su proceso de beatificación. También se burlaba de la idea de que hubiera acontecido un milagro por intercesión de la Madre Teresa.

¿Y qué? Hitchens era ateo, ¿acaso estaría satisfecho con cualquier tipo de proceso para canonizar a la Madre Teresa o a cualquier otro santo? ¿Creía en alguno de los milagros atribuidos a intercesiones de santos, siquiera aquellos con abundantes testigos, verificaciones científicas, etc.? La respuesta es no. Así que, ¿qué diferencia supondría para Hitchens (o cualquier otro ateo) la velocidad de la canonización de la Madre Teresa? Aun siendo hipotéticamente cierto que la Madre Teresa fuera una persona horrible, ¿qué le importa a un ateo a quién canoniza la Iglesia católica?

  1. La Madre Teresa “administraba mal el dinero”. Hay críticas contra la Madre Teresa que la acusan de administrar mal o fraudulentamente las donaciones y, como prueba de ello, apuntan al estado humilde de los refugios de la congregación en contraste con las enormes donaciones que supuestamente recibieron sus arcas. Sin embargo, ninguna teoría llega tan lejos como para explicar exactamente cómo la fundadora se gastó el dinero de la organización de forma inmoral. Desde luego no se lo gastó en sí misma.

Fuentes oficiales del Vaticano confirman que la Madre Teresa donaba el dinero excedente de su congregación entre las muchas formas en que la Iglesia ayuda a los pobres. En otras palabras, no acaparaba las donaciones que recibía sólo para su orden, sino que compartía las riquezas, que es, por cierto, coherente con la misión de su organización. La Madre Teresa y sus hermanas son llamadas a atender de forma sencilla a los más pobres de entre los pobres y, si tienen dinero extra, va hacia otras personas pobres. No me queda claro por qué esto podría parecer tan ofensivo, a no ser que uno vaya buscando la ofensa.

  1. Los centros de la Madre Teresa son “indecentes”. Las críticas apuntan a lo que denominan unas condiciones deplorables de los hogares de acogida que dirigen las hermanas; una acusación que pone de manifiesto lo poco que entienden de las Misioneras de la Caridad. Las hermanas se unen a la pobreza de las personas a las que sirven. Su misión no es construir hospitales de vanguardia ni trabajar por el cambio político o social, cosa que sí hacen muchos católicos. Por el contrario, ellas ofrecen atención a niños y adultos en las situaciones más desesperadas, ofrecen ayuda a personas que, de lo contrario, estarían malviviendo y muriendo en las calles. Las mismas hermanas viven en una pobreza total y absoluta, duermen en el suelo, limpian su único hábito en cubos y los ponen a secar durante la noche.

A menudo, esta crítica viene impregnada de una forma de pensar primermundista privilegiada que no tiene ni idea de en qué tipo de condiciones viven los países del tercer mundo. También son críticas de personas que no se molestan en pasar ningún tiempo prolongado en estas mencionadas situaciones, sólo muestran un interés que no va más allá de “investigar” las condiciones de estos hogares, en lugar de estar ahí de verdad y trabajar codo con codo con las monjas.

  1. La Madre Teresa era una “fanática” que disfrutaba con el sufrimiento. Cuando la gente señala el “fanatismo” de la Madre Teresa, normalmente lo que señalan es su forma de vivir los valores cristianos. Es cierto, vivía de forma extrema y heroica, pero es por eso que es una santa. A la mayoría de nosotros nos vendría bien emular, aunque fuera ligeramente, su “fanatismo”. Los críticos que preferían ver en sus comentarios sobre el “don” del sufrimiento una moderna teología masoquista sólo revelan su falta de conocimiento sobre una idea cristiana básica: la idea de que Dios extrae el bien del mal —como demostró el Dios-hecho-hombre al ser torturado y crucificado injustamente— y que Él está presente de una forma especial entre los más débiles y los más pobres de entre los pobres.

¿No te gusta este mensaje? Entonces tu problema no es con la Madre Teresa, sino con el cristianismo.

  1. La Madre Teresa era “imperfecta”. Los críticos podrán mostrarse en desacuerdo con la filosofía y las acciones de la Madre Teresa, pero ninguno parece aportar pruebas concretas de intenciones maliciosas por su parte, así que los argumentos ad hominen terminan con un “¡no era perfecta!”.

Bueno, por supuesto que la Madre Teresa era imperfecta. En esto todos estamos de acuerdo y estoy segura de que la santa también coincidiría. Se dice que iba al menos todas las semanas a confesarse. Era una mujer que sabía que tenía defectos y que cometía errores.

Los santos canonizados no tienen por qué ser todos perfectos, como recién salidos de fábrica. Las vidas de innumerables santos prueban que la canonización no es un sello de perfección, sino un reconocimiento por una vida de santidad heroica. Y la Iglesia cree que la Madre Teresa fue una mujer santa, a pesar de sus imperfecciones.

Así que, ¿por qué exactamente se vierte tanta tinta para criticar a la Madre Teresa cuando hay otros personajes en el mundo que, de lejos, son mucho más detestables? La búsqueda de visitas en los sitios web y la gratificación de la ideología ciega.

Este tipo de odio rencoroso viene de corazones que, por una falta de fe en Dios, están empañados a la razón y a la bondad más evidente.

Cuando ves a una persona haciendo buenas obras porque cree en Dios, es razonable atribuir las buenas obras de esa persona a esas creencias (incluso aunque uno no esté de acuerdo con esas creencias).

Lo que no es razonable es dar por sentado que una persona que hace buenas obras tiene un corazón oscuro lleno de violencia y egoísmo simplemente porque el corazón airado del crítico no puede entender el Evangelio, ni siquiera en teoría.

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