La evasión fiscal de líderes mundiales, empresarios, estrellas de fútbol empobrece al mundo
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Políticos, empresarios, deportistas y otras personas famosas utilizan bancos, firmas legales y empresas fachadas en paraísos fiscales para ocultar sus riquezas.
El papa Francisco había instado a la “conversión que pasa por los bolsillos” por esos días en que salía a la luz una investigación periodística internacional sobre evasión de impuestos, ya conocida como el Panama Papers (los papeles de Panamá).
Según la BBC, los documentos mostraban vínculos con 72 jefes de estado actuales y pasados, incluyendo dictadores acusados de saquear sus propios países.
“El corrupto es quien peca, no se arrepiente y finge ser cristiano; quien se lamenta por la escasa seguridad en las calles, pero después engaña al Estado evadiendo impuestos. Con su doble vida, escandaliza”, dice el papa Francisco en el libro-entrevista El nombre de Dios es misericordia.
Palabras que tienen un eco vigente, todavía resonando con el escándalo de primera página que hacía templar a los clientes adinerados y poderosos del bufete panameño Mossack Fonseca, una de las compañías líderes en construir empresas fachadas.
En abril de 2016, 11 millones de documentos causaron sensación en los medios de comunicación que, después del análisis de los datos, sacaron cuentas a los ilustres miembros locales de la lista de ricos y evasores.
Involucrados directa o indirectamente personajes del calibre de Leo Messi, futbolista del F.C Barcelona que anunció denuncias a la prensa española, el presidente argentino Mauricio Macri, que restó mérito a las acusaciones, la infanta Pilar de Borbón, el presidente ruso Vladimir Putin, la familia del premier inglés, David Cameron, del presidente chino, Xi Jinping, el rey saudita y miles de famosos de diversas nacionalidades.
Los documentos confidenciales de Mossack Fonseca fueron obtenidos por el diario alemán Süddeutsche Zeitung, Alemania que compartió la base de datos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que a su vez coordinó una masiva investigación con 370 periodistas de 107 medios en 78 países.
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Evasión fiscal entre legalidad e inmoralidad
La evasión fiscal hace parte de una realidad límite entre legalidad e inmoralidad. Para la muestra, el 30% de la riqueza de todo el continente africano se ha depositado en cuentas offshore, se calcula que alrededor de 14.000 millones de dólares al año no entran al fisco o erario.
Con esos recursos, 4 millones de niños africanos podrían tener asistencia sanitaria gratuita y con la cifra total cada chico africano podría ir a la escuela.
En este sentido, un informe de Oxfam apeló a los líderes y a las instituciones mundiales a “definir reglas inmediatas para impedir la sustracción de recursos a la colectividad, a través del uso de sofisticados mecanismos de evasión fiscal”.
Según la organización sin fines de lucro, los que salen perdiendo frente a la evasión fiscal son los ciudadanos del mundo, la situación se hace empedernida con la miseria también en América Latina y en la crisis económica ibérica.
La mezcla de deslocalización, de evasión fiscal y de salida de capitales juega contra la redistribución de la riqueza.
Así, la cuenta la pagan los más pobres y los ciudadanos en general. 170 mil millones de dólares faltarían para servicios públicos (escuelas, hospitales, alcantarillado, agua potable, comida, infraestructuras, desarrollo) debido a la evasión fiscal.
“Después de los escándalos de Luxleaks y Swissleaks, la investigación Panama Papers del ICIJ, que involucró transversalmente nombres de personajes famosos del mundo político, bancario, financiero, empresarial, del deporte y del espectáculo, sacó a la luz las oscuras actividades de elusión y […] los abusos fiscales a nivel global y de cada país”, afirmó la directora de la campaña en Italia de Oxfam, Elisa Bacciotti.
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¿Cuánto cuesta abrir una empresa para evadir impuestos?
Abrir una empresa costaba en ese momento 350 dólares en el Registro Público de Panamá. 10.000 mil dólares era el capital mínimo.
El primer beneficio era que el nombre del dueño del dinero no figuraba. Los accionistas no aparecían en los registros, aparecían sólo los directores testaferros.
La empresa en el paraíso fiscal puede tener una cuenta bancaria en Panamá o en el extranjero. Eso cuesta 1250 dólares de asesoría y trámites. Abrir una empresa de fachada en las Islas Vírgenes Británicas tiene un costo de 900 dólares, más 400 dólares anuales.
Y las opciones son amplias. Un evasor puede abrir una empresa internacional que haga red con otras en Panamá, Reino Unido, Hong Kong, Islas Vírgenes, Luxemburgo, o Seychelles.
Así, se pierde la llamada ‘eficiencia tributaria’ porque se hace difícil rastrear los capitales. Además, la evasión se hace igualmente a través de servicios como la “refacturación” que prestan empresas en los paraísos fiscales, otro sistema para enredar al Estado.
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Legal pero inmoral
“Y el verdadero escándalo es que muchos de esos casos descubiertos por la ICIJ son moralmente lamentables, pero no son ilegales”, denunció Bacciotti.
“La ilegalidad es como un pulpo que no se ve: está escondido, sumergido, pero con sus tentáculos aferra y envenena, contaminando y haciendo mucho daño”, recordó el Papa en su encuentro reciente con el Movimiento Cristiano de Trabajadores, el pasado 19 de enero 2016.
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Papa Francisco: “Pecadores sí, corruptos no”
A propósito, el papa Francisco también ha tocado el tema actual de la evasión fiscal y de su distancia con la moral cristiana porque como dicen los antiguos juristas romanos “no todo lo lícito es moral”.
“Pecadores sí, corruptos no”, pide el papa Francisco. El Pontífice, durante la entrevista con el periodista Andrea Tornielli (2016, ed. Planeta), habla de una corrupción que escandaliza porque “el corrupto hace de la corrupción un hábito mental, un modo de vida”.
Y esa actitud toca varios ámbitos: empresarial, político, judicial y eclesiástico.
Francisco invita a “hacer diferencia entre el pecador y el corrupto”, puesto que mientras que “el primero reconoce con humildad ser pecador y pide continuamente el perdón para poderse levantar”, el corrupto “es elevado a sistema, se convierte en un hábito mental, en un modo de vida”.
Para el Obispo de Roma, “el corrupto es quien peca, no se arrepiente y finge ser cristiano; quien se lamenta por la escasa seguridad en las calles, pero después engaña al Estado evadiendo impuestos. Con su doble vida, escandaliza”.
“No es fácil para un corrupto salir de esta condición para realizar una reflexión interior. Generalmente, el Señor lo salva a través de grandes pruebas de vida, situaciones que no se pueden evitar (…). Hay que repetirlo: pecadores sí, corruptos no“, insta el Papa.
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