La presencia de los ángeles en toda la vida de Jesús es algo que la Biblia pone de manifiesto: desde la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 333)
En este sentido los Evangelios nos enseñan la presencia de los santos ángeles en el evento que es el corazón de nuestra fe: la muerte y la resurrección de Nuestro Señor.
Los ángeles preguntan a las santas mujeres que han ido a buscar el cuerpo de Jesús en el sepulcro:
“¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24, 5-6).
Este anuncio que hacen los ángeles de este evento fundamental para nuestra fe debe ser comprendido dentro del papel que éstos ocupan en el misterio de la salvación.
Recordemos los grandes anuncios que se refieren de manera expresa y directa a la persona de Jesús: el primero de ellos es el anuncio que le hace san Gabriel arcángel a María: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc. 1,26-28); “No temas recibir en tu casa a Maria, tu esposa, pues lo concebido en Ella es obra del Espíritu Santo” (Mt. 1,20-24), le dice el ángel a san José.
A este santo varón también el mensajero de Dios le advierte en sueños: “Levántate, toma al niño y a su Madre y huye a Egipto” (Mt. 2,13).
A las mujeres que de madrugada van a visitar el sepulcro de Jesús los Ángeles les preguntan: “¿Porqué buscáis entre los muertos al que vive? No está aqui, ha resucitado” (Lc. 24, 1-10).