Estrada precisa que no hay ningún dato de que Jesús fuera nazir. Se supone que dado que era Hijo de Dios y consagrado al Padre, nunca se cortaría el cabello en base a esa consagración recibida, aun no siendo un “nazir”.
El germen
Sobre el vínculo entre Jesús y el nazireato, Isaías (11,1) recita así:
“Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces”.
Aquí, hace notar Estrada, hay que observar atentamente las palabras. Retoño (germen) en hebreo se escribe “nezer”; mientras que consagrado se escribe, como hemos dicho, “nazir”. Pero asociarlos sería forzado.
Juego de palabras
En cambio Mateo (2,23) escribe:
“Se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno”
La ciudad de Nazaret, razona el biblista, no tiene nada que ver con el voto de nazireato, pero tiene las mismas consonantes. Y a los judíos les justa jugar con las consonantes: hacen asociaciones que para los occidentales no tendrían motivo. Y Mateo asocia Nazaret con Nazareno y nazir. Pero esto obviamente no certifica la ecuación Jesús=nazir.
De hecho, explica Estrada, la consagración de Jesús es más real que bíblica, no está en la Sagrada Escritura sino en la realidad, en su vida, en su manera de actuar.