La demostración de que se pueden hacer buenas películas de ciencia ficción con bajo presupuestoSin duda esta cinta, producida por J.J. Abrams, es la demostración de que se pueden hacer buenas películas de ciencia ficción con bajo presupuesto. En realidad, eso se ha demostrado en numerosas ocasiones, pero no siempre con el mismo resultado.
En este caso, estamos ante un thriller sci-fi, con una carga dramática importante, y no desprovisto de toques de humor. Este cóctel genérico, a pesar de ser arriesgado, funciona brillantemente, siempre que el espectador carezca de información previa sobre el argumento del film -algo que a pesar de ser generalizable, en este caso es decisivo-. Al frente de esta película está el debutante Dan Trachtenberg, y detrás están Josh Campbell y Matthew Stuecker, que llevaban moviendo el guion (llamado The Cellar) desde 2012.
La película arranca en el momento en que Michelle (Mary Elizabeth Winstead) hace las maletas y se va de casa rompiendo con su pareja. Cuando va por la carretera, de noche, y tensa mientras recibe llamadas telefónicas de su marido, sufre un accidente, chocando con una furgoneta y cayendo por un terraplén. Cuando despierta de su desvanecimiento se encontrará con algo muy difícil de comprender. No debemos contar más, aunque ya lo han hecho casi todos los medios.
Esta película de género, aparte de ser muy entretenida, plantea cuestiones inteligentes, como en qué basar la fe en una persona, hasta dónde hay que fiarse de las apariencias, dónde acaba lo razonable y empieza lo neurótico o la terna cuestión del fin y los medios. El suspense está muy bien construido y dosificado, los giros de guion funcionan bien, los actores son muy creíbles, y todo funciona como un reloj. El final es lo más arriesgado, pero no deja de ser un encantador homenaje al cine clásico de Spielberg y del propio Abrams