“Confío y sé que Tú me sostienes. ¿Por qué me preocupo si Tú te encargas de todo?” Quiero sentirme pequeño y necesitado para no querer ser perfecto, totalmente puro. Una persona rezaba:
“Padre, quiero ser niña ante Ti. Abandonarme sin miedo entre tus manos sabiendo que Tú conduces mi vida. Soy pequeña y débil. Me equivoco y caigo una y mil veces, pero Tú me quieres así, tal como soy y me sonríes. Me cuidas y me proteges. Cada día me sorprendes con regalos que a veces ni percibo con mi ajetreo. Confío y sé que Tú me sostienes. ¿Por qué me preocupo si Tú te encargas de todo? Padre, te entrego el timón de mi vida, conduce mi barca aquí en la tierra”.
Dios siempre me perdona: “Dios lo perdona todo, ofrece una nueva posibilidad a todo el mundo, difunde su misericordia sobre todos aquellos que la piden. Somos nosotros los que no sabemos perdonar”[1]. Quiero aprender a perdonar como Él lo hace conmigo. Y le pido, que cuando peque, se acerque, se incline, se ponga frente a mí, me perdone y me levante.
[1] Papa Francisco, El nombre de Dios es misericordia