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Danny Collins y ¿la carta del Beattle que le habría cambiado la vida?

Ramón Monedero - publicado el 07/03/16

Una historia un poco tópica sobre cómo poner orden en una existencia desordenada, con un personaje sobresaliente a lo que no es ajeno el siempre estimulante Al Pacino

Hace quince años, Steve Tilston, un destacado músico de la escena folk británica, recibió una carta que cuarenta años atrás le había escrito el mismísimo John Lennon. Resulta que en 1971, Tilson estaba siendo entrevistado para la desaparecida revista ZigZag en la que hacía una reflexión sobre el éxito y la fama, concluyendo que podían ser nocivas para la música. Aquella entrevista la leyó Lennon y le envió una misiva personal escrita a mano, firmada y con su número de teléfono privado al final por si quería continuar la conversación. Lennon no pensaba igual, creía que el éxito y la fama no tenían por qué ser negativos para la música.

Resulta que Tilston no recibió la carta en su momento de modo que nunca pudo responderle, hasta que treinta años después un coleccionista se puso en contacto con el músico y le entregó el mensaje de Lennon con treinta años de retraso.

Este es el punto de partida real de la película Danny Collins, donde una vieja gloria de la música cuyo nombre da título al film, ahogado en su propio éxito sazonado de drogas y alcohol un día recibe una carta que John Lennon le había enviado más de cuatro décadas atrás. Es entonces cuando Collins (Al Pacino) se pregunta qué habría cambiado en su vida de haber recibió la carta a tiempo. ¿Habría llegado a ser una estrella de la música? ¿Habría terminado convirtiéndose en un drogadicto y un alcohólico? Y por extensión, ¿seguiría hablándose con su hijo?

Este es el punto de partida de la ópera prima de Dan Fogelman, un reconocido productor y guionista de televisión que ha firmado con Danny Collins, su ópera prima. Resulta interesante advertir que entre los trabajos de Fogelman se encuentran los guiones de películas como Cars o Enredados.

Lo digo por la sencillez inherente que todo relato destinado a los más pequeños implica y que parece haberse dejado sentir también en esta película destinada a un público más adulto. Porque lo cierto es que si uno se detiene a analizar lo que está viendo, la verdad es que Danny Collins no es una historia especialmente original. Al fin y al cabo se trata, como tantas otras, de un relato de redención en el que un personaje trata de poner orden en su vida.

De hecho esa sencillez de la que hablábamos antes es probable que sea la responsable de que una historia, en principio tan dramática como la que propone Danny Collins, sea francamente divertida y ligera de contemplar. Fogelman consigue moverse entre el drama y la comedia con verdadero equilibrio y sin que nada desentone. La historia resulta verosímil y sobre todo Pacino dispone de más registros para caracterizar a su personaje, un hombre convencido de que tiene que cambiar pero que no está seguro de si lo conseguirá.

Es más, si nos fijamos con detalle en Danny Collins, lo más interesante del film y lo menos estereotipado es el propio personaje al que da vida Pacino. La película arranca con la entrevista de la que hablábamos al principio. Al menos en el film de Fogelman, Collins parece un personaje inseguro, temeroso incluso de lo que podría terminar siendo su vida si un día lograra el éxito. Collins no se fiaba de sí mismo. Esa misma inseguridad la arrastrará el personaje durante todo el relato. Salpicado de detalles que continuamente lo están definiendo (atentos al recurrido plano cuando Collins llama a la puerta de su hijo) y que configuran un personaje bastante más verosímil de lo que se podría esperar.

Collins no es un tipo especialmente recto ni ejemplo de nada. Es un hombre que se acerca a la ancianidad, que viste como un adolescente de los 80, que no sabe qué hacer con su dinero seguramente porque el alcohol y las drogas hace tiempo que no le dejan ver el mundo con claridad. Pero aun así, es también un hombre admirable. Llega hasta donde puede y hace lo que hace por puro amor a su familia, aunque se desvíe con facilidad.

Hay una escena en la película en la que Danny Collins le dice a otro personaje que va a dejar las drogas y el alcohol, y se lo dice borracho y con un vaso de güisqui al lado. Así es Danny Collins.

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cine
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