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En la audiencia general del miércoles, este 02 de marzo, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre la relación entre misericordia divina y corrección.
El Papa recuerda que no es suficiente dar donaciones a la Iglesia y luego ir contra Dios explotando al débil o ignorando al que sufre. Por ello, invitó a ser solidarios con los que han perdido todo como los refugiados que tocan a la puerta de Europa.
En una improvisación, se dirigió a los benefactores de la Iglesia con doble moral.
“Pienso a algunos benefactores de la Iglesia que vienen con la donación: ‘toma es para la Iglesia’, y ésta oferta es el fruto de la sangre de tanta gente explotada, maltratada, esclavizada, con trabajo mal pagado….Yo diría a esta gente: por favor llévate tu cheque…quémalo”.
Y luego insistió: “El pueblo de Dios, la Iglesia, no necesita de dinero sucio, necesita de corazones abiertos a la misericordia de Dios”.
“La salvación es siempre un don gratuito de Dios. Pero supone la decisión de escuchar a Dios y dejarse convertir por él”, sostuvo.
Y citó el profeta Isaías: “Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, socorran al oprimido. Hagan justicia al huérfano y a la viuda”. En este sentido, pidió pensar a los prófugos que desembarcan en Europa y no saben donde andar.
La misericordia de Dios es gratuita
“Cuando uno está enfermo va al médico, cuando uno se siente pecador va al Señor, pero, si en vez de ir al médico, va al brujo, pues no se cura. A veces preferimos ir por caminos errados…buscando una justificación, una paz, una justicia que es regalada por el proprio Dios, si lo buscamos”, explicó.
La corrección forma parte del camino de la misericordia divina. “Dios perdona a su pueblo, deja siempre una puerta abierta a la esperanza, y le indica que el camino de la salvación no es el de los sacrificios, sino la práctica del bien y la justicia”.
El perdón de Dios es el milagro. “La misericordia de Dios ofrecida a todos, y estas palabras del profeta valen también hoy para nosotros, llamados a vivir como hijos de Dios”.
Dios como un padre educa y corrige
Por otro lado, según indicó, Dios se comporta como un padre de familia. “Dios que ama a sus hijos, los socorre, los cuida, los perdona. Y que también los educa y corrige cuando se equivocan”, explicó Francisco.
El Dios que corrige para ayudar a sus hijos “a ser responsables, a crecer en el bien y en la libertad. La relación ‘padre-hijo’ es figura de la alianza entre Dios y su pueblo”, dijo.
Al citar el primer capítulo del profeta de Isaías, el Papa recuerda que Dios es cariñoso a pesar de la infidelidad y la corrupción del pueblo de Israel.
Dejando al lado las hojas preparadas expresó: “Dios sale a encontrarnos para que nosotros nos dejemos amar por él. Es el corazón de nuestro Dios”.
En su catequesis sostuvo que esta relación “se fragmenta cuando el hombre rechaza la paternidad de Dios. A causa del pecado, pretende convertir la libertad en autonomía y, dejándose llevar por el orgullo, se contrapone a él y vive en una ilusión de autosuficiencia”.
La “vanidad” y “la idolatría” alejan de Dios
En cambio, Francisco afirmó: “Dios nunca nos reniega. Nosotros somos su pueblo. El más malo de los hombres, la más mala de las mujeres, el pueblo más malo; son sus hijos. Y esto es Dios, jamás, jamás nos reniega. ¡Hijo ven!…Un padre así nos da esperanza y confianza”.
Las consecuencias del pecado son el sufrimiento.
Alejarse de Dios es desconfiar de él. El hombre y la mujer que no le obedece “experimenta entonces la aflicción de la prueba. Dios la permite con vistas a la salvación”.
Un vacío y amargura de la lejanía de Dios que puede ayudar a las personas y las comunidades a “abrirse a la conversión y al perdón. Dios habla amorosamente a la conciencia de sus hijos, para que se arrepientan y se dejen amar de nuevo por él”.
“Dios no nos trata según nuestras culpas….deja siempre una puerta abierta a la esperanza”, sostuvo.
Fotos: Antoine Mekary/Aleteia
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