La crítica se ha rendido a los pies de esta extrañísima y peculiar película de animación. Rodada con el conocido método del stop-motion (muñecos que se mueven manualmente fotograma a fotograma, y un segundo tiene 24 fotogramas, de modo que hagan cuentas…), Anomalisa es una historia protagonizada por muñecos aunque paradójicamente resulta ser profundamente humana. Tal vez porque la apariencia lineal de un monigote sin alma en su interior ejemplifica bastante bien esa visión del hombre monótono y apagado sin nada excepcional a su alrededor que lo haga diferente al resto de la naturaleza.
La mayoría del metraje de Anomalisa transcurre de noche y más aún, en la impersonal habitación de un hotel donde Michael Stone (David Thewlis) se aloja durante un viaje relámpago para dar una conferencia sobre atención al cliente. Hay algo siniestramente monótono en la trama y en la ejecución de esta película. El film le dedica su tiempo a conversaciones triviales y situaciones anodinas mientras Stone llega a la habituación de su hotel, se instala, llama por teléfono, toma una ducha, pide la cena, etc, etc, etc…
Sin embargo hay algo inquietante, casi siniestro en este grisáceo entorno que lo hace aún más insípido y es que todo el mundo suena igual. Literalmente, mientras a Stone le pone voz David Thewlis al resto de los personajes de la película han sido doblados por el mismo actor, Tom Noonam de modo que nadie destaca del resto y todos tienen el mismo tono de voz monocorde que hacen si cabe, huraño este mundo habitado por muñecos.
Sin embargo un día y de forma inesperada, Stone descubre una anomalía en ese mundo insulso, una joven de la habitación de al lado, Lisa (Jennifer Jason Leight), quien parece tener un tono de voz distinto y con la que surgirá un fugaz romance.
Lo cierto es que en su conjunto Anomalisa es una historia bastante deprimente en donde se retrata al ser humano sin un ápice de luz o esperanza. La propuesta de sus responsables ha sido en este sentido radical y nos han planteado un universo tan apagado y sombrío que solo una anomalía podría destacar del resto. A cambio, es cierto, la película supone un insólito retrato sobre la soledad y sobre cómo al sentirnos desplazados del mundo a veces, si lo vemos en perspectiva, todo puede resultarnos carente de interés. En del fondo Anomalisa es una película sobre la angustia existencial que como su propio nombre indica, resulta muy complicado apagar, al menos en esta insólita cinta muy poco esperanzadora.
Vale la pena subrayar que detrás de esta singular propuesta está uno de los guionistas más originales e interesantes del actual panorama cinematográfico internacional. De la pluma de Charlie Kaufman han salido libretos como los de Cómo ser John Malkovich, El ladrón de orquídeas u ¡Olvídate de mí! y para la ocasión, Kaufman se ha puesto además junto a la cámara para firmar su segundo largometraje como director con la ayuda del experto en animación stop-motion, Duke Johnson.
El resultado es como poco curioso, original y diferente. Anomalisa (que ha tardado tres años en rodarse) ha sido definida como “la película más humana del año” aunque para ello haya tenido que convertirse en una especie de pesadilla bergmaniana sobre la condición humana. Vale la pena acercarse a una película como Anomalisa aunque no termine gustando a todo el mundo. Su extraña mezcla de monotonía, comedia, romance, sexo y un punto turbador no dejará indiferente a nadie. Y como siempre he dicho, en esto del cine siempre es preferible la polémica a la indiferencia.
Hoy celebramos a...