4 consejos de oro para hombres que se la juegan por su familiaSi la educación de los hijos fuera una película, podría decirse que el padre se convierte en el principal protagonista al llegar al nudo de la trama: la adolescencia. Los hijos tienden a hacerle más caso, especialmente los varones.
Los cambios de esta época desorientan y confunden a los adolescentes, por lo que necesitan un apoyo firme y seguro. Esto es justo lo que ven en la figura del padre y en lo que profundiza el psicólogo italiano Osvaldo Poli en su libro: Corazón de Padre.
El seno de la familia es un lugar que necesita de la presencia y la sensibilidad del hombre y de su forma de ser masculina. Todo niño necesita de esta presencia, una presencia diferente, que no envuelve como la madre, sino que enseña, que abre horizontes. Y al llegar la adolescencia, el papel del padre resulta clave.
Papá, ¿cuánto me influyes?
Mientras que hasta los 12 años la influencia de la figura paterna prácticamente ronda el 20%, a partir de esa edad, durante la plenitud de la adolescencia, esta influencia asciende hasta prácticamente el 100%. Una vez pasada esta etapa la influencia entre ambos progenitores se equilibra.
Con esta interesante premisa, nos damos cuenta que durante la adolescencia es el momento en el que más y mejor debemos influir como padres en nuestros hijos, además de ejercer una buena autoridad.
Esto requiere actitudes positivas en el padre, que no se limitan a prohibir, corregir o sermonear siempre.
Es mejor hablar a los hijos con serenidad, respeto y tacto; hacerles preguntas que les interesen y les hagan pensar; escucharles e intentar comprender sus puntos de vista; dar explicaciones de las normas y prohibiciones; alabar las buenas conductas…
La adolescencia es un periodo de preparación para la juventud, la madurez y la vida adulta. Y estos son temas importantes que debe tener en la cabeza el padre.
Importa más el tipo de amigos que tiene que si se viste con vaqueros rotos… El responsabilizarse de los estudios más que si pone la música un “poco” alta…
Hambre del padre: un deseo profundo en las hijas
El hambre del padre es un deseo profundo y persistente de conectar emocionalmente con el padre, experimentado por todos los niños. Cuando esta necesidad es satisfecha, los niños suelen crecer confiados, seguros, fuertes y agradables.
A menudo, sin embargo, esta necesidad no se satisface y la necesidad de lazos con el padre crece. Para las chicas, esto puede transformarse en conflictos con la comida, el peso y la imagen.
En tiempos recientes, ha sido frecuente minusvalorar el papel del padre con respecto a las hijas. Pero el padre es el modelo masculino para la mayoría de las chicas, y la ausencia de relación emocional con el mismo se puede traducir en una desconfianza hacia sus posibilidades de relación con los hombres.
4 puntos fuertes
- Te ha tocado;es decir, al llegar la adolescencia tienes que asumir un papel más activo, en el que deberás apoyarte mucho en tu mujer si quieres que tenga un buen resultado.
- Habrá que entrar en los diversos temas conflictivos de esta etapa. Siempre hay que hablar, y quien tiene que hacerlo eres tú.
- Aprovecha alguna circunstancia para irte con tu hijo o hija, a solas,de viaje, de excursión, de pesca… Pocos adolescentes pueden decir: “Este fin de semana lo he pasado entero con mi padre”.
- Tenéis que actuar ambos en común, charlando con frecuencia sobre el hijo o la hija adolescente para compartir esas intuiciones y experiencias. Poneos de acuerdo para actuar en común y para reforzaros uno a otro, cada uno en el nuevo papel que ha asumido.
Durante esta etapa, el padre tiene todo un abanico de responsabilidades con el fomentar y enraizar la relación con sus hijos para convertirles en adultos fuertes, responsables y estables.
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