Misa del Miércoles de Ceniza y envió de los Misioneros de la Misericordia “Es el tiempo de limpiar el corazón y la vida para redescubrir la identidad cristiana, es decir, el amor que sirve y no el egoísmo que se sirve”, dijo el Papa Francisco al presidir la Misa del miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma, este 10 de febrero, en la Basílica de San Pedro.
El Pontífice invitó a que en la cuaresma los fieles se alejen de la falsedad, de la mundanidad, de la indiferencia: para no pensar que todo va bien si yo estoy bien; para entender que lo que cuenta no es la aprobación, la búsqueda del éxito o del consenso, sino la limpieza del corazón y de la vida.
Durante la ceremonia envió en servicio a los Misioneros de la Misericordia, en ocasión del Jubileo. Entretanto, han concelebrado cardenales, obispos y más de 700 Misioneros, que reciben el “mandato” junto a la facultad de absolver también los pecados reservados a la Sede Apostólica.
Dos invitaciones presentó el Papa a los fieles en esta Cuaresma a través de las lecturas del Evangelio: “Dejarse reconciliar con Dios” (2Cor 5,20), y regresar al Señor con todo el corazón (2,12).
Cristo – explicó el Papa – sabe que somos frágiles y pecadores, conoce la debilidad de nuestro corazón; lo ve herido y sabe cuánta necesidad tenemos de perdón y de sentirnos amados para realizar el bien.
La segunda invitación de la Palabra de Dios sostuvo que no es difícil darse cuenta que por el misterio del pecado nos hemos alejado de Dios, de los demás y de nosotros mismos.
Así, mencionó tres obstáculos para abrir las puertas del corazón a Jesús.
Blindar las puertas. “Existe la tentación de blindar las puertas, es decir de convivir con el propio pecado, minimizando, justificándose siempre pensando de no ser peores de los demás; de esta manera, pero se cierran las cerraduras del alma y se queda enclaustrados dentro, prisioneros del mal”, expresó.
La vergüenza. El Pontífice indicó que la vergüenza es un buen síntoma, porque la persona quiere alejarse del mal; sin embargo, esto no debe transformarse en temor o miedo.
Alejarse de la puerta. La insidia de alejarse de la puerta que es Jesús. “Ocurre cuando nos escondemos en nuestras miserias”. El Papa invitó a dejar atrás las cosas negativas que nos sumergen en lo que llamó los puntos más oscuros del alma.
Por ende, las personas se ponen tristes, se desaniman, y se vuelven débiles frente a las tentaciones. “Esto sucede porque nos quedamos solos con nosotros mismos, cerrándonos y escapando de la luz; mientras la gracia del Señor nos libera”.
En este sentido, exhortó: “Entonces, dejémonos reconciliar, escuchemos a Jesús que dice a quien está cansado y oprimido “ven a mí” (Mt 11,28).
Tres remedios para abrir las puertas del corazón a Cristo
Por ello, el Papa afirmó “el Evangelio que abre la Cuaresma nos invita a ser protagonistas, abrazando tres remedios o medicinas que nos curan del pecado: La oración, la caridad y el ayuno”.
Antes de concluir su homilía el Papa Francisco invitó a vivir este tiempo cuaresmal como un auténtico tiempo para alejarse de la “falsedad, de la mundanidad y de la indiferencia”.