El collado de San Bernardo es una de las puertas que comunica el sur y el norte de Europa
Los restos de un antiguo camino romano dan testimonio de que, quizá, fue precisamente por aquí por donde cruzaron los elefantes de Aníbal en la que quizá sería la más memorable de las incursiones contra la Ciudad Eterna. Evocando las glorias militares de Aníbal, tanto Alejandro Magno como Napoleón también utilizarían el mismo paso para llevar sus ejércitos a Italia, como queda claro en los inmortales óleos de Jacques-Louis David, Hippolyte Delaroche y Edouard Castres.
Sin embargo, el cruce del Paso de San Bernardo permanece prácticamente cerrado para los peregrinos que buscan cubrir la Vía Francígena desde octubre hasta mayo, debido a las inclemencias del largo invierno alpino, que pueden cobrarse la vida de más de un viajero.
Fue esta precisamente la razón que impulsó a San Bernardo de Menthon –que no al de Claraval- a construir, en 1035, un hospicio en el que no sólo se pudiese brindar cobijo a los viajeros sino, además, que sirviese de sirviese de centro de rescate de peregrinos perdidos o atrapados entre la nieve.