El corazón del cristiano es magnánimo porque es hijo de un Padre de ánimo grande y abre los brazos para acoger a todos con generosidad. Es lo que ha dicho el Papa en la Misa celebrada en Santa Marta el 28 de enero de 2016, día en el que la Iglesia celebra la memoria de santo Tomás de Aquino.
“El misterio de Dios es luz”, afirma Francisco. El Papa comenta el Evangelio del día en el que Jesús dice que la luz “no sirve para ser colocada debajo del celemín, sino para ser colocada sobre el candelabro, para iluminar”.
Perder para ganar a Cristo
En el Evangelio Jesús dice:
“Otra característica del cristiano, comenta el Papa, es la magnanimidad, porque es hijo de un padre magnánimo, de alma grande”.
Gracias a los sacerdotes que han dado luz
El Papa se dirigió a los que, entre los presentes, habían cumplido 50 años como sacerdotes:
“Que el Señor os dé la alegría, esta alegría grande", concluyó el Papa, "de haber sembrado bien, de haber iluminado bien y de haber abierto los brazos para recibir a todos con magnanimidad”.